—Cuando yo era niña —comenzó a contar Valentine mientras me abrazaba con fuerza, no me permitía verla y yo respete eso, su corazón latía con fuerza— mis padres viajaban mucho y me dejaban con mi tío, yo... yo jamás imaginé nada de esto, no lo recordaba demasiado bien, era solo una niña, y él... él abusaba de mi —realmente lo vi venir, partió mi corazón aun más, siempre me preocupe solo por mis problemas y ahora Valentine confesándome esto— yo les pido perdón una y otra vez a mis papás, porque yo debí darme cuenta de eso, yo dije ser consiente, fue mi culpan Hayley —decía llorando, mi tristeza y mi furia iban en aumento con cada palabra suya— supongo que las consecuencias son lo retraída que soy, yo pensé que eran sueños, pero es mi maldita realidad... cuando lo descubrí quise morir, me avergonzaba que alguien lo supiera... a eso se debe mi ausencia, hoy fue el juicio... y casi pierdo, nadie me creyó —dijo con la voz temblando, yo lloraba junto a ella— ¿quien le creería a una niña de 6 años que apenas recapacita? Nadie, pero al final gane... estoy feliz porque pagará, me siento más libre, pero horrible... culpable...
—Valentine —grité separándome de ella para poder mirarla a los ojos, tenía los ojos rojos e hinchados— eras una niña, no podías darte cuenta, él se aprovechaba de ti, no puedes ser tan dura contigo misma, sentirte culpable y avergonzada... él arruinó tu niñez, y ¿pides perdón? Es un maldito cerdo... y aunque muchos no puedan creerte, yo estoy feliz de que hayan hecho justicia, aunque demasiado tarde, sociedad miserable...
No dije nada más, se acurruco a mi y lloro un rato, seguía sintiéndome tan miserable y triste, se enderezó.
—Debo buscar a George y explicarle todo —me dijo aun llorando— ¿estarás bien?
—Claro que sí, tontita —dije riendo. Si tan sólo supiera— ve a buscarlo, por favor avísale a todos que estoy en casa, por si me están buscando.
Corrió hacia la puerta y asintió. Me tumbe en la alfombra y pensé. Todo venia a mi mente tan rápido que apenas lo procesaba, lo que quería era dejar de pensar, callar las voces de mi cabeza, estar con mis padres, sólo eso... apenas dándome cuenta tomé un cuchillo, le dejé un mensaje privado a todos mis amigos y sin darles tiempo de detenerme lo hice, fue rápido e indoloro, al principio dolió, pero fui relajándome, cada vez más... cerraba los ojos, todo a mi alrededor daba vueltas, yo estaba feliz porque pronto vería a mis padres, no podía pensar en nada más... el dolor que sentía por dentro no era nada comparado con esto, parecía la gloria.
—¡Hayley! ¡Maldita sea! —gritó Alex acercándose a mí, se hincó ante mi y tomó mi rostro en sus manos, sus ojos verdes estaban rojos e hinchados de tanto llorar. Su voz era suplicante y llena de dolor— ¡No me dejes! ¡Te amo! —me gritaba, el dolor en mi pecho acabo por tomarme, derrame una lagrimas mientras él llamaba a alguien, no escuchaba bien... las lágrimas que caían por su rostro me destrozaban.
—Te... amo... —dije apenas sin aliento, me dolía dejarlo, pero era lo suficientemente realista como para darme cuenta de que ya era demasiado tarde.
—No, aquí estoy —decía pegando su frente a la mía— no me dejes, no cierres los ojos... vas a estar bien.
Dejé de escuchar cualquier cosa a mi alrededor, todo se volvió negro y jamás pensé que me dolería tanto...
*********
Cuando volví a abrir los ojos me di cuenta de que estaba en casa de mi abuelo, reconocí la habitación.
—¿Como está? —preguntó la voz de Morgan.
—Estable, no se como pasó esto —dijo la voz de mi abuelo, reconocía que había estado llorando, lo sentía y me dolía, me dolía hacer sufrir a tantas personas— gracias a que Alex estaba de camino al apartamento y llego enseguida...
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Mi inmortal
RomanceHayley y Alex han sufrido demasiado en su corta vida, sin embargo encontrarse en vidas pasadas no ha sido suficiente ni lo será. Por eso harán promesas y jurarán un «para siempre», pero así se darán cuenta que no es para todos y lo harán de la peor...