En realidad las siguientes semanas para mí fueron increíbles. Alex y yo nos entendíamos de maravilla, de sobra está decir que teníamos tanto en común y lo distintos que éramos, con Alex me sentía demasiado bien, tranquila y segura, como si nada importara en el mundo más que nosotros dos, y para mi eso era suficiente, miento si digo que no pensé que era demasiado bueno y que en cualquier momento me lo podrían arrebatar. Lo mejor era que Alex pronto terminaría las quimio.
Seguimos visitando a Apolo, a mi abuelo y a Morgan, mi relación con Cedric y George mejoró bastante, aparte de ser novios de mis amigas eran mis amigos, Drac era un perro maravilloso, todo demasiado lindo.
—Nos vemos a la salida —dijo Alex besándome en los labios rápidamente. Me acomode el cabello porque hoy habíamos venido en la motocicleta de Alex.
Yo me quede fumándome un cigarrillo, en unos cuantos días sería mi cumpleaños, para ser sinceros no me gustaba celebrarlo desde el accidente, sólo un año... el punto es que estaba muy nerviosa, hace tiempo que no fumaba, no era necesario para mi, sin embargo siempre estaba en mi bolsillo y mochila, estaba refrescando un poco en esta época, llevaba puesto un Mom Jean color azul oscuro, una blusa de cuello alto color negra, un saco largo del mismo color a par con mis botas Dr. martens, estaba terminando mi cigarrillo cuando se acercó un chico que era amigo de Alex.
—Así que... Hayley —dijo barriéndome con la mirada, yo alce una ceja y seguí fumando— Sabes que Alex sólo esta jugando contigo, ¿no?
Me lo dijo en un tono burlón, sabía que tarde que temprano intentarían cualquier cosa para separarnos, lo veía en sus miradas de rencor cuando nos veían por los pasillos o en la cafetería, les quite lo único que los hacía famosos e interesantes. Le dirigí una sonrisa muy poco amigable y me puse unos lentes de sol, no había mucho, pero era solo por el lujo y si veía mi mirada sabría que me lastimaría.
—¿Duele aceptarlo no? Pero esa es la verdad, aléjate de él si no quieres salir lastimada, lo conocemos mucho mejor que tú y durante más tiempo —quise golpearlo, pero me retenía mi abuelo.
—No lo conoces, y, ¿sabes por que me dices esto? —Él me miro y vi que dudaba, no era tan duro como parecía, lo mejor que puedes hacer es hacer dudar a la otra persona hasta de lo que cree que está seguro, jugar con sus sentidos, y suelo ser muy buena en ello— bueno, te diré: Alex es lo único que los hace interesantes, populares y temidos... sin Alex no son nada, no son nadie, ni siquiera lo conocen o son sus amigos, son unos hipócritas.
Baje mis lentes y le dirigí una mirada triunfante, no me importaba lo que dijera, no ganaría, jamás.
—Por favor, me agradecerás luego o te arrepentirás, porque recordarás esta conversación y que no me hiciste caso —dijo él, sin embargo sentí cierto tintineo en su voz, sólo quería ganarme, quería alejarme de Alex, pero yo no podía, jure no quererlo como a nadie, pero no pude.
—Sí, sí. Que luego te agradezca Alex —le sonreí y me puse los lentes, le di la última calada a mi cigarrillo y al pasar por su lado exhalé.
—Sólo eres su puta —eso me detuvo en seco, no lo veía venir, cuando me giré me dirigió una sonrisa petulante, pero con miedo en sus ojos, sólo tenía una clase hoy, y digo «tenía» porque no asistiría a su aula, pero si a la del rector, ojalá no se enoje tanto mi abuelo— ¡Fijarte en Alex! Es un idiota, podrías haber elegido a otro, pero Alex no vale nada —sus palabras causaron revuelo en mis entrañas, no soportaba que hablara así de él o de mi— aparte te eligió a ti por eso, son el uno para el otro, un par de hipócritas... ¿Quien te crió, Hayley? ¿Tu madre? ¡Por qué vaya ejemplo!
No lo pensé, ni siquiera me di cuenta de lo que hacía, de pronto la cólera subió por todo mi cuerpo, llegue al límite cuando menciono a mi madre. Impacte mi puño contra su rostro, una y otra vez, no veía venir mi golpe así que llevaba ventaja, caímos al suelo y me agarró de las muñecas, demasiado fuerte, dejaría marcas y sin embargo eso no me detuvo, le di un cabezazo y me soltó, enseguida me levante y le di solo una patada en el estómago, él se retorció y se empezó a juntar una multitud a nuestro alrededor. El factor sorpresa siempre es el mejor. Me volví a agachar, lo tomé del cabello y le susurré al oído.
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Mi inmortal
RomanceHayley y Alex han sufrido demasiado en su corta vida, sin embargo encontrarse en vidas pasadas no ha sido suficiente ni lo será. Por eso harán promesas y jurarán un «para siempre», pero así se darán cuenta que no es para todos y lo harán de la peor...