Capítulo 19

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Todo fue magnifico, aunque sabíamos el propósito de la fiesta, no dejó de sorprendernos, Morgan lloro, los ojos de Alex centelleaban al verme... cuando me reflejaba en esos verdes ojos me sentía grata, pues sabía que ese brillo especial era por mí.

—Debo irme a descansar —anunció mi abuelo.—la casa es toda vuestra, sólo procuren no hacer demasiado ruido.

Me besó en la mejilla y subió a su habitación, la casa se quedó en silencio unos poco minutos, cuando de pronto comenzó a sonar el timbre, llegaron y llegaron muchas personas, a muchas ni siquiera las conocía, Kailani y Valentine se ocuparon de llevarlas a el patio donde estaba la alberca, ellas me sonreían una y otra vez mientras avanzaban con varias personas a sus espaldas, Cedric y George observaban a sus chicas moverse de un lado a otro.

Sin darme cuenta todos montaron una «fiesta», pusieron una mesa con bebidas de todo tipo en ella, algunos se echaban a la piscina, parejas besuqueándose por aquí y por allá, Alex tomaba mi mano con fuerza y no dejábamos de planear, de armar planes llenos de viajes, sobre cómo serían mis libros, de cómo cumpliríamos nuestros planes juntos, mi vida era demasiado feliz, observaba a un lado y veía a Morgan junto a su prometido Howard, Alex a mi lado, observaba hacia el otro lado, y Kailani, Cedric, Valentine y George, exactamente en ese orden me sonreían a lo lejos, en otra ocasión abría sentido que no lo merecía, pero no podía ser pesimista, lo merecía, merecía la felicidad, mis padres habían enviado esta felicidad a mi vida, lo sentía.

—Felicidades a la cumpleañera —gritó Edmond frente a nosotros, Alex se pudo tenso y sólo le dirigió una mirada vacía. Abrió los brazos para que lo abrazara y yo fruncí el ceño.

—Mmm... gracias Ed. Sin regalo no hay abrazo —dije en tono bromista, aunque en realidad no quería corresponder su abrazo, no hoy, aparte olía a bastante alcohol, las palabras le salían atropelladamente y no le agradaba mucho a Alex.

—¿Recuerdas cuando disfrutábamos todo esto... tú... yo... solos...? —pregunto, Alex apretó los puños y yo estoy segura que me puse color carmesí.

—Vete, Edmond —dije en tono frío y cortante— no es el momento adecuado. Lo que pasas en Las Vegas, se queda en Las Vegas.

Hice alusión a ese típico enunciado. Frunció las cejas y me tomo fuerte del brazo. Intente sacarme pero era demasiado fuerte.

—Suéltame.

—¡Que la sueltes! —bramó Alex y lo golpeó en el rostro. Tomo mi mano y nos dirigimos hacia adentro de la casa. Una vez que estuvimos en la cocina nos detuvimos. Las personas se aglomeraron alrededor de Edmond.

—¿Estás bien? —pregunté, me dirigió una mirada enfurecida.

—¿Estas de coña? No, ¿tú estás bien? —pregunto ya en tono más tranquilo.

Tomé una botella de vino que estaba en la despensa de mi abuelo, tomé de la mano a Alex y él me detuvo.

—¿A donde vamos? —pregunto.

—Por ahí. —dije en tono divertido.

—Tengo una idea. —corrió hacia la piscina, en realidad hacía Cedric, le dijo algo a los chicos y luego regreso a mí, lucía una enorme sonrisa en su rostro, parecía que el mal humor había desaparecido.

Tomo mi mano, nos sentamos en los escalones de la casa de mi abuelo, se escuchaba el ruido de la música amortiguado, no estábamos muy lejos, pero como la casa era grande, amortiguaba todo el ruido. Alex tomo mi mano y comenzó a juguetear, yo sentía que debía decirle la verdad. Hoy.

—¿Que hacemos aquí?

—Esperamos nuestro auto. —dijo en tono alegre, yo sonreí y puse los ojos en blanco.

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