ORGASMO MILAGROSO

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La boca de Gabriel presionaba con la mía de una forma intensa y seductora mientras sus manos se clavaban en mis caderas al mismo tiempo que me dio esa última embestida que me llevó a otra galaxia donde sólo existía placer, placer y placer...

Gemí echando la cabeza hacia atrás, mirando al techo e impregnando mis oídos con el delicioso gemido que Gabriel dejó escapar corriéndose al mismo tiempo que yo.

—Joder... —Maldijo entre dientes, saliendo de mí y echándose a un lado en la cama.

Reí a causa del orgasmo mientras me dejaba caer contra la almohada sintiendo la suavidad de las sábanas blancas en mi piel desnuda, excitada y sensible.
Miré a Gabriel: estaba despeinado, desnudo a mi lado, con la respiración agitada y las mejillas sonrojadas. Las gotas de sudor caían de su frente y sus labios entreabiertos me hacían ver que había tenido un orgasmo alucinante.
Era increíble que este hombre a mi lado fuera el mismo diseñador que odiaba la cercanía de la gente.

—¿En qué piensas? —Salí de mi trance con su ronca voz mientras nuestros ojos se conectaron.

—En que no puedo creer que seas el mismo hombre que odia el roce de la gente pero que adoras el sexo. —La risa que dejó escapar Gabriel fue suficiente para terminar de calentar mi corazón lleno de amor por él.

—Esa gente no eres tú, querida. —Sus ojos azul grisáceo me penetraron intensamente —. Contigo podría estar todo el día aquí... Desnudos... Sin nada entre nosotros... Rozándonos mutuamente sin parar... —Me estremecí cuando recorrió mi brazo con su dedo.

Un simple roce con el que gemí cerrando los ojos. Después sentí sus labios en mi mejilla.
Acuné su rostro con mi mano acercándole a mis labios en un suave beso.

—Te quiero...

—Y yo a ti y a nuestros orgasmos milagrosos. —Fue mi turno de reír —. ¿Qué?

—¿Orgasmo milagroso?

—¿No lo son? Nathalie no sé tú pero cuando estoy contigo haciendo el amor me siento con más poder que nunca.

—Sí... Supongo que el poder de los prodigios nos hace ser mejor en la cama. —Gabriel me miró antes de reclinarse en el colchón, llevando sus brazos detrás de su cabeza dejándome ese huequecito en su pecho solo para mí.

Me acurruqué allí, recorriendo con mis dedos su pecho desnudo y sudoroso. Los suyos se perdieron en mi cabello haciéndome gemir cuando acariciaron mi cuero cabelludo lentamente.

—Algún día me tienes que dejar dibujarte desnuda... —Sonreí.

Gabriel llevaba pidiéndome que posara para él desde que habíamos empezado a mantener nuestras relaciones: primero simplemente era sexo, luego se volvió más y acabamos así... Juntos...

—¿Por qué quieres dibujarme? —Le miré a los ojos, Gabriel me dedicó una de sus sonrisas mojar bragas.

—Porque sí, porque necesito sentir tu cuerpo trazado en el papel, en blanco y negro... —Me estremecí cuando sus dedos recorrieron mi nuca —. De hecho me encantaría dibujarte en tantas posturas... Sobre todo haciendo el amor... —Sonreí mirándole, apoyándome en su pecho hasta que quedé tumbada sobre él con sus dedos subiendo y bajando por mi espalda desnuda.

—¿Crees que puedes dibujar a la vez que tienes un orgasmo? —Gabriel ríe negando.

—No... Nadie podría concentrarse estando dentro de ti, querida.

—Pero tal vez... Podríamos hacer algunas fotos si quieres... —Noté su sorpresa.

Gabriel se tensó mirándome con los ojos abiertos de par en par.

—¿Estás sugeriéndome que hagamos una sesión de fotos mientras follamos?

—¿Por qué no? Podría ser interesante... Además dentro de una semana me voy de viaje siete días enteros por el contrato con la empresa española... Tal vez eso te ayude a no echarme tanto de menos...

Trepé por su cuerpo, besando el lóbulo de su oreja haciéndole gemir.

—Nathalie... Te pienso dedicar cada orgasmo de esos siete días... —Reí contra su oído antes de inclinarme sobre su boca, besándole.

—Entonces... ¿Qué te parece lo de las fotos?

—Mmm... Una idea genial... Te prometo que no saldrán esas fotos de aquí.

—Eso ya lo sé. —Recorrí su cuello con mi nariz, aspirando su aroma, dejándome llevar por el olor de Gabriel que ahora era una mezcla entre hombre, sexo y colonia cara a base de roble.

Me estremecí sintiendo a la vez sus manos presionando mis caderas pegándome a su regazo más todavía.

—¿Te parece mañana un buen día para esa sesión especial?

—Me parece perfecto.

Lo besé y en ese momento supe que aquella noche y la de mañana ni él ni yo dormiríamos mucho porque iban a estar llenas de nuestros orgasmos milagrosos...

One-Shots (GabrielxNathalie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora