TODO POR TI

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La habitación estaba en completo silencio, tan solo se oía el pequeño sonido del agua mientras Nathalie sumergía en ella un paño.
La azabache se incorporó mirando a su jefe el cual estaba sentado en el borde del colchón de su propia habitación.

—Si le duele me avisas. —Gabriel alzó la vista, uniendo sus ojos grises con los suyos azules.

Sonrió asintiendo, ahogando un gemido de dolor cuando el paño rozó la piel ensangrentada de su pecho.
Nathalie intentó retroceder la mano pero Gabriel negó, impidiéndoselo.

—Tranquila, solo escuece.

—¿Seguro?

—Seguro.

Nathalie sonrió bajando la vista a donde tenía su mano, justo sobre el corazón de su jefe.
El suyo latía de forma frenética ante la cercanía con Gabriel. Habían estado cerca en muchas ocasiones en los últimos tiempos pero no con él medio desnudo y su cuerpo lleno de magulladuras.

—Gracias... —Murmuró Nathalie en voz baja sin ni siquiera mirar a Gabriel a los ojos.

El platinado sonrió, cogiendo su barbilla entre sus dedos mientras la obligaba a alzar los ojos hasta conectarlos con los suyos.

—Lo haría mil veces, Nathalie...

—Podrías... Podrías... —Nathalie apretó los ojos en un intento de retener las lágrimas.

—Oh mi dulce Nathalie... —Gabriel cogió la mano que tenía sobre su pecho, tirando de ella hasta sentarla en su regazo, con sus brazos rodeándola.

Nathalie se vio apretada contra el pecho de Gabriel y no pudo aguantar más: dejó que las lágrimas recorrieran sus mejillas.
Gabriel tragó saliva sintiendo lo angustia y dolor de su compañera como si fuera sus propias emociones.

—Si no hubieras aparecido...

—Pero aparecí... Y estás a salvó... Estás aquí... Conmigo. —Nathalie se apretó más a él, sin importarle la sangre que brotaba de la piel de Gabriel y se impregnaba en su ropa.

El silencio se volvió a formar entre ellos, tan sólo se oía el sonido de las lágrimas de Nathalie.

—Voy... Voy a seguir curándote.

Gabriel sonrió asintiendo, gruñendo para si mismo cuando Nathalie abandonó su regazo.
La azabache se arrodilló delante de él, apoyándose en los muslos del diseñador mientras seguía pasando el trapo húmedo por su piel dañada.

—Nathalie...

—Di-Dime... —Gabriel cogió su mano.

Sus ojos se unieron, ambos sonrieron mientras los dedos del platinado movieron el mechón rojo entre ellos.

—No me puedo creer que la primera vez que te vea con el pelo suelto sea en estas circunstancias. —Nathalie agachó la mirada, sollozando —. No te va a pasar nada... Estoy aquí...

—Lo sé... —Nathalie fijó su vista en el pecho de su jefe, mordiendo su labio inferior, conteniéndose de las ganas que tenía de inclinarse sobre él y besar cada una se las heridas que ese cabrón le había hecho en un intento de salvarla —. No sé cómo darte las gracias...

—Sabes que no tienes que decir nada... —Cogió su mentón entre sus dedos uniendo de nuevo sus miradas.

—Me has salvado la vida... Ese hombre podría... Podría...

Gabriel apretó sus dedos contra los de ella mientras revivía en su mente los momentos ocurridos hace tan solo una hora.

Estar en la cama... Sentir la angustia... Sentir a Nathalie desesperada... Transformarse... Llegar a donde ella estaba a través de sus emociones... El hombre apretándola contra el suelo mientras intentaba forzarla con un cuchillo en su cuello... Sus llantos... Sus súplicas... La rabia que recorrió su cuerpo mientras lanzaba a este tipejo contra la pared y la forma en la que le pegó la paliza sin mediar palabra...
Lo había dejado allí, desangrándose en el callejón mientras Nathalie llamaba a la policía y luego... Luego él se oculto mientras los agentes atendían a Nathalie.
Se destransformó. La sangre provocada por el cuchillo de aquel hijo de puta había rasgado parte de su pecho pero nada profundo. Nada que importara comparado con Nathalie.
Llegó a casa y se vendó como pudo, dando gracias de que Adrien no estuviera en París hoy y estuviera de excursión con su clase en un pueblo de los alrededores. No tenía cobertura así que cuando llegara de nuevo ya se encargaría de contarle todo lo ocurrido.
Salió corriendo al hospital, con el cuerpo dolorido pero con la atención puesta en ella.
Su corazón iba a mil por hora solo de pensar en que estaba sola...
Cuando llegó al hospital, Nathalie ya estaba atendida. Apenas tenía dos rasguños y no pudo evitar abrazarla y después... Después la besó. Allí, en el box del Hospital, tapados por una cortina verde horrible.
La besó y fue el mejor beso de su vida.
Después... Después no hablaron... Simplemente se quedaron juntos hasta volver a casa y allí estaban entonces...

—Te juro que se pudrirá en la cárcel... Seré la peor pesadilla de ese hijo de perra...

—No...

—¿No?

—No quiero que enfoques en él tu vida... Quiero...

—Dime lo que quieres y haré lo que sea...

—Quiero que me beses... Que me hagas olvidar... Que... Que no te vayas nunca... Que me beses todos los días de... —No la dejó acabar.

Gabriel la alzó de sus rodillas, sentándola en su regazo y besándola tal y como ella le había pedido.
Nathalie gimió en su boca, enredando sus dedos en el cabello rubio del platinado haciéndole gruñir contra su boca.

—Nath...

—Gabriel...

Se miraron. Sonrieron. Aquella noche había sido horrible hasta ese momento. Ese momento donde nada importaba más que ellos dos allí, en el silencio y la oscuridad de la noche parisina, demostrando que había mucho más entre ellos de lo que ambos querían aceptar.

—Deberíamos descansar... —Intentó decir Gabriel pero Nathalie negó, sonriendo mientras lo besaba de nuevo —. Nathalie...

—No...

—Ha sido una noche muy larga... Estamos cansados... Yo... —La azabache se separó mirándole a los ojos.

—No... Tengo miedo...

—¿Miedo? Ese hombre...

—No... No por ese hombre...

—¿Entonces?

—Tengo miedo de que estos besos, esto que estamos siendo ahora solo sea fruto de la emoción del momento... —Nathalie apretó los ojos intentando contener las lágrimas —. Tengo miedo de que no sea más... Quiero... Quiero vivir aunque sea esta noche... Sentir que... —Gabriel no la dejó terminar.

La besó. Ahuecó su mejilla con su mano. Recorrió su labio inferior con su lengua haciendo gemir a Nathalie.
La recostó en el colchón, con las sábanas blancas debajo del cuerpo de ella.

—Tenemos mucho tiempo para sentir, Nathalie...

—Gabriel...

—Vamos a descansar... Lo necesitamos...

—Pero...

Gabriel la miró lleno de amor antes de reír y besar sus labios de nuevo en repetidas ocasiones impidiendo así que Nathalie replicase.

—Te quiero...

Nathalie abrió los ojos de par en par ante eso, sintiendo las lágrimas acumularse en sus ojos.

—¿Lo dices en serio?

—No he hablado tan en serio en mi vida, querida. Te quiero. Te quiero y te quiero. Lo que ha pasado esta noche... No puedo perderte. No puedo. Te quiero. Quiero despertar a tu lado y besarte cada día. Quiero sentirte. Quiero amarte... Pero esta noche no... Quiero que descansemos. Tenemos que olvidar lo que ha pasado esta noche. Ha sido todo agotador y largo y no quiero que así sea la primera vez que nos sintamos... Bueno... Juntos...

Nathalie sonrió tímidamente antes de recorrer su mejilla con los dedos suavemente.

—Vale...

—Bien...

La besó de nuevo antes de incorporarse. Gabriel dejó escapar una pequeña queja que hizo que las alarmas de Nathalie se dispararan.

—¿Estas bien?

—Nada que un buen sueño no cure.

Nathalie sonrió mientras Gabriel tiraba de ella hasta quedar ambos de pie, cara a cara.

—Te quiero... —Susurró la azabache atrayendo a Gabriel hacia ella.

—Y yo a ti.

Aquella noche había sido un caos. Algo horrible estuvo a punto de ocurrir pero nada malo podría pasar estando los villanos de París... Dos villanos que no eran tan villanos y se amaban como la luna ama a París...

One-Shots (GabrielxNathalie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora