1.12| Recuerdos

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(Este episodio contiene contenido de trauma sexual)
...

Me llevaron a una habitación, una de interrogación para ser más específica.

Agentes de Shield me amarraron a la silla,con esposas en las manos y los pies,recargué mi cabeza en el respaldo mientras una persona se sentaba en el escritorio de al frente. Abrió una carpeta y comenzó a leerla, mientras me dirigía miradas indiscretas.

—Señorita Maximoff —llamó mi atención así que levanté la cabeza para verlo directo a los ojos—. ¿Qué es lo que sabe de Hydra?

Reí y recargué mi cabeza nuevamente en el respaldo de la silla,viendo las grietas del techo.

—Le ofreceremos un trato, si usted nos dice lo que sabe nosotros la dejaremos ir libre.

Empecé a mover mis pies al ritmo de una canción cuando sentí a alguien acercarse, levanté la cabeza y sentí un fuerte golpe en mi mandíbula, mordí mi labio y no tardé en sentir el sabor metálico.

—Yo no tengo ninguna información que darle —mentira, me acaban de revelar cientos de secretos de la organización, argumentando que era para manejar mejor la seguridad.

—Sabemos de contactos muy confiables que le acaban de regalar montañas de información, no trate de hacerme el tonto.

—Entonces su contacto no es muy confiable —una risa salió de mi boca que fue intercambiada rápidamente por un grito cuando sentí el hueso de uno de mis dedos quebrarse—. Hijo de...

—Maximoff, no se quiera hacer la ruda, díganos lo que sabe.

—Pero es que ya lo sé lo he dicho, yo no sé nada, ¿va por ahí repartiendo castigos a quienes no tienen nada que ver? —una risa salió de mis labios y vi como se acomodaban los lentes para verme mejor.

Sus ojos recorrieron desde mis pies desnudos,todo mi cuerpo que está cubierto por ropas blancas, hasta mi cabeza donde mi cabello está un poco alborotado, inspeccionando cada detalle que me produce asco. Puedo ver sus ojos llenos de deseo, deseoso de arrancar mi ropa y follarme encima de su escritorio. Un escalofrío me recorrió desde la cabeza a los pies y decido agachar la cabeza, para dejar de ver esos asquerosos ojos.

—Díganos y no le haremos daño a sus hermanos —cerré las manos en puños y recosté mi cabeza nuevamente en el respaldo—. Bien, déjenla sola.

Todos salieron de la habitación dejándome ahí sentada.

El tiempo empezó a pasar y nadie entraba a la habitación, estoy segura de que al menos ya han pasado 7 horas desde que estoy aquí,tal vez más, tal vez menos, no hay ventanas por donde pueda ver la luz o la oscuridad, solo estoy yo,un enorme cristal en frente de mi y el escritorio, un cristal donde sé que me están observando. Puse mi cabeza nuevamente en el respaldo y solté un bufido.

—Bruja número uno,en el lago se ahogará..., Bruja número,dos a la horca ella irá...., Bruja número tres, la veremos arder... —se abrió la puerta y entró de nuevo ese tipo de anteojos—. Bruja número cuatro, recibirá latigazos...

—¿Ya está lista para hablar? —reí y empecé a repetir la misma canción.

Alguien se acercó sentí un golpe en el abdomen, haciéndome sacar todo el aire de mis pulmones, inconscientemente me retorcí en mi lugar, después de recuperar el aliento volví a recargar la cabeza en donde ha estado todo este tiempo. Grité cuando me quebraron otro dedo y salieron de la habitación.

El tiempo pasó y pasó,nunca pude saber cuanto llevaba realmente ahí, después de que salieron de la habitación ya no volvieron a entrar, dejándome ahí por al menos dos semanas,sin dormir, comer o tomar agua, siempre que intentaba dormir un fuerte ruido llenaba la habitación, por horas, quitándome el sueño.

Los Maximoff | Bucky Barnes          EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora