2.11| 1991

2K 207 56
                                    

Comenzamos a caminar hacia un taller una vez que nos alejamos lo suficiente del agua, Sam se encontró con nosotros, dijo que nos estaba buscando.

Cuando entramos al taller Bucky todavía seguía inconsciente, así que pusieron su brazo en una máquina, no sé su nombre, bueno pusieron su brazo ahí para que no se pudiera mover.

Mi ropa aún sigue un poco mojada, pero ya menos que antes, Steve se fue un poco más alejado para vigilar el taller, los helicópteros y las patrullas están por todos lados.

—Steve —la firma de Bucky se hizo más brillante cuando se empezó a mover.

Me acomodé los lentes y me paré enfrente de él, Steve vino corriendo y Sam se acercó a mi.

Bucky está muy, muy confundido, y la verdad yo también lo estaría, no lo culpo para nada.

—Steve... —su voz suena ronca, más ronca de lo normal.

—¿A qué Bucky me estoy dirigiendo ahora?

—Tu mamá se llamaba Sarah..., utilizabas periódico en tus zapatos —una pequeña risa salió de los labios de Bucky y me sentí más relajada.

—No lees eso en un museo.

—¿Y con eso crees que somos amigos? —Sam está un poco molesto, le di una mirada de advertencia, "mirada" porque solo levanté la cejas.

—¿Qué hice ahora?

—Ya no hables.

—Intuí que esto iba a pasar, todo lo que Hydra metió en mi aún sigue ahí, solo dijo esas asquerosas palabras y... —sentí la mirada de Steve en mi,
automáticamente volteé hacia el piso.

—¿Quién era? —preguntó Steve demandante.

—No lo sé —le contestó casi en un susurro.

—Muchos murieron, el bombardeo, la trampa, el doctor hizo todo para estar 10 minutos contigo, necesito algo mejor que un no lo sé —Steve ya se está impacientando, aunque lo esconde muy bien.

—Él..., él me dijo que le hablara sobre Siberia, donde me custodiaban, pidió la localización exacta.

—¿Para qué querría esa información? —Bucky se quedó callado y un "mierda" salió de mis labios.

Pude sentir la mirada de todos encima de mí. Cuando Bucky me vió regresó toda la confusión que ya se había ido.

—¿Qué pasa?

—La quiere porque hay más soldados del invierno.

Steve soltó la mano de Bucky y se recargó en la pared. Bucky empezó a contar un relato, de 1991, cuando robó los sueros y empezaron a crear más soldados del invierno.

Hubo una sesión en especial donde vencieron a Bucky y las cosas se empezaron a salir de control.

—¿Quienes eran?

—Su escuadrón letal de mayor élite, con mayor récord de asesinatos en la historia de Hydra y eso fue antes del suero.

—¿Y eran iguales a ti?

—Peores. Había una chica..., pero no se habla de ella. Nunca —sentí una presión en la sien que me hizo hacer una mueca.

—El doctor, ¿los controla?

—Y mucho.

—Dijo que quiere ver cómo cae un imperio.

—Con estos hombres podría hacerlo, hablan 30 lenguas, se esconden a plena luz, infiltran, asesinan, derrocarían a una nación en una noche y jamás lo sospecharías.

Me quedé parada en mi lugar, Sam se acercó a Steve, sus firmas se juntaron—. Habría sido más sencillo hace una semana.

—Si llamo a Tony...

—No, jamás nos creería.

—Si tan solo-

—Quizá los acuerdos se lo prohiban...

—Estamos solos.

—Tal vez no..., conozco a alguien.

Me acerqué a Bucky y le acaricié el cabello, él me miró muy confundido, tal vez decidiendo si debería doblarme la mano o no.

—Hola Bucky —me quité los lentes y los guardé en un bolsillo de mi pantalón.

—¿Alexandra? —le sonreí y solté un suspiro—. ¿De verdad eres tú?

—¿Quién más sino? —la felicidad inundó su corazón y se lanzó hacia mí.

Me dió un gran abrazo, lleno de amor y felicidad, metí mi cara en su cuello e inhale su olor, ese olor que reconocería en cualquier lado.

Cuando se separó pasé mi mano por su mejilla, tiene una barba de pocos días.

—¿Por qué tus ojos son verdes?.

—Una larga historia..., te la contaré en el camino —comenzamos a caminar hacia Sam y Steve.

—¿Qué tal pequeña? —Sam pasó su brazo por mis hombros y me dio un beso en la coronilla, los celos de Bucky llegaron más rápido de lo que corre Pietro.

—Ya quiero irme de aquí, aún me duele la cabeza —solté un suspiro y voltee a ver a Bucky que está atrás de mi, le di una sonrisa para que se relajara.

—Bueno, te dejo con tu novio... —Sam susurró lo último y salió corriendo en dirección a Steve mientras las risas salían de su boca.

Ni siquiera me molesté en seguirlo, me duele mucho la cabeza como para perseguir un pedazo de chocolate andando.

Un puchero salió de mi boca y me acerqué a Bucky, al instante me tomó por los hombros y me acercó a él. Tan posesivo como siempre. Me gusta.

—¿Qué son? —pasé mi brazo por la cintura de Bucky y comenzamos a caminar detrás de los chicos, un poco alejados para que no nos escucharan.

—¿Amigos?, ¡oye Sam!

—¡Eh!

—¿¡Somos mejores amigos!? —la indignación cubrió completamente el cuerpo de Sam.

—¿De verdad lo dudas?, me ofendes jovencita —solté una risa y le di una sonrisa a Bucky, al instante los celos bajaron muchísimo, manteniendo apenas una pizca.

¿Será mejor decírselo antes de que él lo descubra?

—Oye Sam... —sentí la mirada de Sam y se acercó a mí.

—¿Qué pasa?

—Quiero ver a Bucky —me separé de Bucky y Sam tomó mi mano, cuando descubrí que podía ver a través de otras personas a nadie se le hizo raro cuando empecé a tomar las manos de todos.

Cuando tomé su mano al instante pude verlo, cabello largo y negro, con una pequeña trenza al costado, como la que solía hacerle, su mirada está fija en nuestras manos que están entrelazadas.

Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos sin mi permiso, ¿ver a Bucky de nuevo?, si me hubieran dicho eso cuando nos movimos de nuevo a Sokovia para los experimentos, jamás lo habría creído, pero aquí estoy, viéndolo nuevamente.

Me solté de la mano de Sam y me lancé a sus brazos, hundí mi cara en su pecho mientras las lágrimas aún salían de mí.

—¿Qué pasa Kaira? —me habló con tono preocupado mientras me abrazaba.

—Estoy ciega Bucky...

Los Maximoff | Bucky Barnes          EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora