2.04| Sharon

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Y ahí me di cuenta, Steve está triste, a pesar de estar riendo con la chica, ella también está triste. Me quedé mirando fijamente a Steve, que no tengo modo de saber si él está viéndome.

Sam se sentó nuevamente donde estaba y comenzó a hablar con Tony, seguí mirando a Steve, fijándome intensamente en ese sentimiento de pérdida, tristeza y pena que llena su cuerpo.

Poco a poco las imágenes comenzaron a llegar a mi cabeza, Steve viendo a una señora, en una camilla de hospital aunque parece una casa, después ella se asombra de que Steve está ahí, es la chica con la que Steve tenía una cita pendiente...

Después Steve cargando un ataúd, en una iglesia, el discurso de la chica de al lado, una chica rubia y linda, es la sobrina de ¿Peggy?.

—¿Cuándo fue? —Steve que estaba hablando nuevamente con la chica se quedó callado mientras se movía en su lugar.

—¿El qué? —la chica no pudo aguantar su curiosidad y su lengua la traicionó, Steve soltó un bufido como respuesta.

—Esta mañana.

—¿Por qué no me dijiste?, pude haber ido contigo —podía sentir la curiosidad de la chica picándome en la garganta y sus ojos recorrerme de arriba hacia abajo, pero ni siquiera le dirigí una mirada, mi vista sigue fija en Steve.

—Estabas en cama.

—Ayer te dije que ya me sentía bien, no tenías porque pasarlo solo.

—No estuve solo, Sharon y Sam estuvieron conmigo, incluso fue Nat —así que la chica se llama Sharon.

Un bufido salió de mi boca y me dejé caer nuevamente en el sofá, eché mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos. Aún puedo sentir la mirada de la chica en mi cuerpo, está tan curiosa que me da comezón.

—¡Soldado!, deténgase —mi cuerpo se quedó helado cuando Pietro habló, él y Wanda se acercaron rápidamente hacia mi.

—¿Acaso tendré que ponerte un collar de la vergüenza para que dejes de rascarte? —Wanda tomó mis manos que inconscientemente estaban en mi cuello de nuevo, las comenzó a limpiar con algo húmedo, una toalla tal vez.

—Ya tienes suficientes cicatrices en el cuello como para que te estés haciendo más.

—Esto es jugar sucio —un gruñido salió de mi boca y ambos soltaron unas pequeñas risas cómplices.

—Descanse soldado —Wanda finalmente soltó mis manos y pude moverme de nuevo, rápidamente le tomé la cabeza en una llave y comencé a frotar mis nudillos contra su cabello.

—¡Ahh!, ¡basta! —pequeñas risas acompañaban sus palabras mientras Pietro nos veía divertido, la solté y se sobó la cabeza—. Auuu.

—Ya anda, vayan a ver su película o lo que sea —me reí y Wanda se paró del piso, ambos caminaron hacia una habitación y se encerraron ahí, al poco tiempo se escuchó la intro de una película.

La chica ya había dejado de mirarme por lo que me relajé en mi lugar.

—¡Ah cierto!, Kaira —Steve llamó mi atención y traté de mirarlo—. Ella es Sharon —no se porque pero me da la impresión de que Steve realmente me señaló a la chica, dirigí mi mirada a ella, sin saber realmente su lugar exacto y le sonreí.

—Hola.

—Hola —la chica se movió en su lugar y se acercó un poco a mí—. Amm, soy Sharon.

—Kaira —le tendí mi mano y la aceptó, lleva unos guantes de cuero encima.

Ahora que ya "conozco" a Sharon puedo percibir mejor sus sentimientos y su firma. Una pequeña sonrisa burlona salió de mi boca cuando lo vi. A Sharon le gusta Steve.

—Oye Steve —los dos se callaron nuevamente y eché la cabeza para atrás—. ¿Tienes novia?.

—¿Qué?, no —los nervios comenzaron a invadir su cuerpo.

—¿Y por qué estás tan nervioso?, Sharon parece una buena candidata —ahora los dos están nervioso, me reí y me paré del sillón—. Oigan, ¿y el dúo táctico?

—¿Qué dúo táctico? —Sam y Tony me miraron así que me giré hacia ellos.

—Nat y Clint.

—Qué buen nombre, empezaré a decirle dúo táctico.

—Clint está en su casa y Nat fue a visitar al bebé.

—¿Ya nació y ese pequeño traidor no me lo dijo? —Sam dejó escapar una risa.

—Bueno, te la pasabas todo el día en la cama no sé qué esperabas.

—Hmmmmmmmmmmm.

—¿Tus ojos son verdes? —Tony se removió en su lugar realmente curioso—. No me había dado cuenta.

—Es que no eran de ese color, ayer por fin pude verme bi—

—¡ALEXANDRA! —la voz de Pietro llegó rápidamente a mis oídos, las venas me empezaron a doler horriblemente y Pietro está tan sumido en la desesperación.

Comencé a correr hacia la habitación pero me caí en el camino, cada vez me duelen más las venas. Me levanté y corrí nuevamente, cuando entré el olor metálico no tardo en llegar a mi nariz.

Me acerqué rápidamente a Wanda, su firma se está apagando.

—¿¡Dónde!?

—¡Su muñeca! —tomé su muñeca y mis manos se empaparon, cerré los ojos para concentrarme mejor y dejé que la magia saliera de mi—. Fui al baño y cuando regresé estaba así.

Poco a poco la firma de Wanda se fue haciendo más y más brillante, cuando finalmente regresó a su color original la solté.

—¿Qué pasó Wanda? —la cargué y la lleve a mi habitación con Pietro atrás, está ida.

La acoste en la cama y comencé a sacarle la ropa, Pietro me dió una playera grande y se la puse. Tomé los cables de las máquinas que estaban conectadas a mi y se los puse, su pulso se comenzó a escuchar por toda la habitación.

—¿Se desmayó? —Pietro está tan preocupado.

—Si, volverá pronto, quédate aquí con ella.

Pietro se sentó en la misma silla que ayer y salí de la habitación. Las venas aún me duelen y puedo sentir a tal grado la preocupación de Pietro que me duele el pecho, caminé nuevamente hacia la sala.

La adrenalina ya comenzó a bajar de mi cuerpo y me siento cada vez más pesada, puedo escuchar pequeñas gotas que caen en el piso.

—¡Dios mío Kaira!, ¿qué te pasó? —Sam se paró rápidamente del sillón y se acercó a mi, Steve lo siguió y Tony se quedó viéndome en el sillón, decidiendo si debería pararse o no.

—Wanda..., ella ya está... ya está bien.

—¿Te sientes bien? —Steve me tomó del brazo y me jaló al sillón donde estaba sentada a un lado de Tony, todos se sentaron donde mismo mientras me veían preocupados—. ¿Qué pasó?.

Me apoyé con los codos en mis piernas y dejé caer mi cara entre en mis manos, las lágrimas no tardaron en comenzar a salir.

—No lo sé, ella, ella estaba en el piso, y su firma y después su muñeca y había sangre y... —Tony comenzó a hacer cariños en mi espalda y más lágrimas salieron cada vez más.

¿Hasta cuando me seguiré sacrificando para que ellos puedan vivir?

Los Maximoff | Bucky Barnes          EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora