Prólogo.

1.6K 68 58
                                    


La mansión del difunto marqués Lamswood se mantenía en un silencio casi perfecto hasta las siete de la mañana

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La mansión del difunto marqués Lamswood se mantenía en un silencio casi perfecto hasta las siete de la mañana.

Las hijas y el único hijo de la viuda dormían plácidamente. O eso creían cuando el reloj marcó las nueve de la mañana y la puerta de entrada se abrió sin hacer ningún ruido.

Acacia, una de las gemelas entraba sigilosamente sin ser descubierta.

Pero su madre, Amanda de Lamswood era mucho más astuta que ella. También fue joven, pero ahora con sus cincuenta años entendía mucho mejor a sus hijas y el extraño comportamiento que algunas de ellas tenía.

—Acacia— la chica en cuestión se detuvo ante el frío llamado de su madre— ¿Qué haces llegando a esta hora?

—Madre— nerviosa se dirigió a la escalera— yo solo fui por unas flores al jardín.

—¿Y las flores?

Amanda alzó una ceja a modo de interrogación al no ver ninguna flor en sus manos.

En vista de no tener escapatoria, Acacia bajo sus hombros y tomó las manos de su madre.

—Prometo no hacerlo de nuevo. Dhalia estaba de cumpleaños y quería que me quedara más tiempo, luego se me fue la hora y a penas desperté corrí hacia acá.

—Pudiste enviar un mensajero— Amanda tocó su corazón mitad aliviado y mitad furioso— estás siguiendo los mismos pasos que tu hermana, por favor, no me traigas más problemas de los que ya tengo. Es suficiente con el comportamiento incorregible de Phoenix.

—Claro mamá, te lo prometo.

Mientras Acacia asentía y abrazaba a su madre pidiendo perdón mil veces, en el último peldaño de la escalera, Phoenix escondía una sonrisa.

No era secreto que la hermana que más traía problemas a casa era ella pero aún así le dolía que su madre sufriera por ello.

Muchos de los rumores que se esparcían por el pueblo no eran realidad pero ella tampoco se tomaba el tiempo de desmentirlos.

"¿Qué caso tiene si después de un tiempo volverán a inventar algo? No puedo vivir toda mi vida desmintiendo rumores, eso no sería vivir". Es lo que siempre le decía a sus hermanas cada vez que preguntan cómo podía aguantar tanto.

Phoenix sabía que nunca les daría la satisfacción de verla derrotada. La gente puede ser muy mala cuando quiere pero ella podía ser peor.

Dio la vuelta en dirección a su habitación cuando una de las chicas del servicio le avisó que alguien estaría esperándola en el jardín delantero.

Por un segundo pensó que se trataba de su amiga Ellin, pero el pensamiento se vio perdido al recordar que probablemente Ellin volvería en un año más.

La Prometida del Duque busca una Aventura. | Crónicas de Dawling Town IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora