Capítulo veintiuno.

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Phoenix despertó, aún sintiendo la mayor parte de su cuerpo adolorido

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Phoenix despertó, aún sintiendo la mayor parte de su cuerpo adolorido.

No habían intentado hacerlo otra vez pero Rowland la había acariciado hasta volverla loca de deseo. Y sus brazos y piernas eran lo que más dolor le causaban.

Giró el rostro al escuchar a su lado la trabajosa respiración del duque. Su pecho subía y bajaba descontrolado. Movía sus ojos, bajo sus párpados, de un lado a otro y apretaba los puños en las sábanas.

Estaba teniendo una pesadilla.

—Rowland— susurró no muy segura de qué hacer— despierta, es solo una pesadilla.

Lo movió pero él solo se quejó. Se subió sobre él como lo había hecho horas antes y su rostro ardió de vergüenza.

Lo movió una vez más y tocó su rostro. Tomó una de sus manos y la puso sobre uno de sus pechos, quizás así reaccionaba.

Lo había visto muy entusiasmado con ellos.

Puso su mano sobre la de él y con la otra le dio suaves golpes en la mejilla.

—Rowland.

Y fue ahí cuando sus ojos negros se abrieron hacia ella, llenos de miedos y preocupaciones.

Frunció el ceño al no reconocer el lugar pero cuando sus ojos dieron con los de Phoenix recordó donde estaba.

No en la guerra, no matando gente.

En su casa, en su cama y con ella.

Suspiró aliviado y se detuvo al ver su mano sobre su seno izquierdo.

—¿Por qué te estoy manoseando?

—No despertabas y no sabía qué hacer— le sonrió coqueta pero inocente— no tuve otra idea.

Se rio y la atrajo en un abrazo. La necesitaba cerca.

—¿Con qué soñabas?

—Solo... Fue un mal sueño, volvamos a dormir.

No estaba muy seguro de querer contarle de qué iba su sueño. Era demasiado sangriento y no quería recordarlo.

—Rowland— besó su mentón— puedes confiar en mí.

—Lo hago— susurró— pero no quiero que te espantes.

—¿Es tan terrible?

—Muy terrible.

—Bien, entonces no me digas— se recostó en su pecho— de todas formas quiero seguir durmiendo.

Acarició su cabello y la acercó más hacia él para perderse en su calor. Cerró sus ojos con el pecho lleno de felicidad y se relajó por completo cuando su respiración se hizo tranquila.

La Prometida del Duque busca una Aventura. | Crónicas de Dawling Town IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora