Capítulo dieciocho.

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Elisha estaba completamente aburrido de dar el famoso paseo por el pueblo

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Elisha estaba completamente aburrido de dar el famoso paseo por el pueblo. Su padre decía que era el momento perfecto para encontrar una esposa pero él sabía que no podía dejarse llevar solo por lo hermosas que eran algunas mujeres.

No era un hombre que creyera en el amor a primera vista después de todo.

Sacó la cabeza por la ventana del carruaje ganándose una mala mirada del guardia que iba a su lado.

Tenía una niñera y ni siquiera era gracioso.

Omitió la mirada punzante del hombre y vió los grandes arbustos continuos a la plaza. Nunca había estado ahí pero su hermano Eleazar le había contado las innumerables veces que se había perdido entre tanto verde.

Extrañaba a Eleazar. No solo porque compartían mucho en común y era su hermano.

Extrañaba la libertad que significaba que el príncipe heredero estuviera cerca. Así nadie estaba al pendiente de los problemas de Elisha.

Dejó salir un gran suspiro que se vio interrumpido cuando una figura conocida salía de los arbustos.

Phoenix.

—Para el carruaje.

Se apresuró a bajar cuando el guardia a su lado le tomó la mano.

—Su majestad...

—Para el puto carruaje ahora mismo antes de que mande a cortar tu cabeza por desobedecer una orden real.

El guardia tragó duro y le dio la orden al cochero. No tenía nada más que decir, él era el príncipe.

Se bajó a toda velocidad y a medida que se acercaba a ella pudo detallar su vestimenta. Las imágenes que cruzaron su mente encendieron la ira dentro de él.

La vio mirar a ambos lados, como si no supiera qué hacer. Ni siquiera se dio cuenta cuando él llegó a su lado.

Intentó tocarla pero sus ojos le demostraron el terror en esos momentos.

—No me toques— susurró perdida.

—Phoenix— se puso frente a ella pero seguía repitiendo lo mismo— Phoenix, soy yo. Elisha, el príncipe Elisha.

Un dolor atravesó el pecho de Phoenix cuando unió los cables en su cabeza. Elisha, el segundo príncipe, mejor amigo de Rowland.

—Rowland— susurró cuando finalmente lo vio a los ojos, las lágrimas volvieron— llevame con Rowland, te lo suplico.

Supo que algo estaba mal, muy mal.

La ayudó a subir al carruaje y pidió que todos los hombres que lo acompañaban guardaran silencio.

Phoenix no dejó de llorar todo el camino hasta la casona.

~~~

Rowland se extrañó al ver el carruaje real justo frente a su puerta de entrada.

La Prometida del Duque busca una Aventura. | Crónicas de Dawling Town IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora