Capítulo dieciséis.

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Cuando ambos entraron al comedor, riendo y compartiendo miradas cómplices, los sirvientes comenzaron a hablar

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Cuando ambos entraron al comedor, riendo y compartiendo miradas cómplices, los sirvientes comenzaron a hablar.

Olive que estaba en la cocina escuchó directamente lo que decían.

—¿Por qué crees que el duque nos prohibió la pasada?

—Tienes razón, los acabamos de ver, se comporta como una querida siendo que pronto será la duquesa.

—Que atrevida, viniendo al hogar de un hombre joven solo para engatusarlo.

Los puños de Olive dieron contra la mesa haciendo callar a todos en el lugar.

—Deberías tener más respeto por su futura señora. Lo has dicho, ella será la duquesa y por ende debes respetarla.

No esperó respuesta y tomó sus cosas saliendo de ahí.

Esperaría en el patio si fuera necesario.

Pasó por el comedor hecha una furia y lo que vio la dejó con el alma en un hilo. Si hubiese podido suspirar, lo hubiese hecho pero por respeto decidió seguir caminando.

El duque de Waldrom limpiaba con mucho afecto la mejilla de su señorita.

Phoenix le dio una sonrisa al duque, esas que le encantaban y tomó su mano dejando un corto beso en esta.

Él era demasiado tierno y esa faceta le fascinaba.

—Me parece increíble— dijo retomando la comida.

—¿Qué cosa?

—Que tengas ese lado tierno siendo que todo el mundo dice que eres un asesino natural.

Rowland se tensó con sus palabras. Tenía miedo de que ella se enterara de todas las cosas malas que había hecho en el pasado pero suponía que tarde o temprano se enteraría.

—Pensaba que no tomabas en cuenta los chismes de las personas.

—Y es por eso que quiero escucharlo de tu propia boca— puso los codos sobre la mesa y el mentón sobre sus manos— a menos que quieras mantener la boca ocupada en otra cosa.

—¿Hablamos de comer?

Phoenix sonrió y dejó salir una risita.

—Claro, comer.

La malicia en esas palabras le dejaron muy claro las intenciones de la chica. No podía negarlo, él lo quería tanto como ella.

No dejó de sonreír y declaró que su nuevo pasatiempo favorito sería poner al duque en apuros. Le gustaba esa cara que ponía cuando ella decía algo fuera de lugar o con segundas intenciones.

Era como si él quisiera castigarla o sacarla de ese lugar para probar lo intenso que podía ser.

Ella lo había comprobado. Él sabía tocar y besar.

La Prometida del Duque busca una Aventura. | Crónicas de Dawling Town IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora