1 de Abril de 1941. San Fransokyo, República Noruega de Japón
—¿Un emperador? Claro— se burló Hiro— tus sueños son tan detallados que te imaginas cómo aprendiz de un emperador.
—¡Lo digo enserio! Era tan real— suspiro Tadashi— podría jurar que era algo más que un sueño.
—No exageres Tadashi, desde que comenzaste a tener esos sueños del antiguo Japón te has vuelto más distraído. ¡Apresúrate! Ya debe de estar por llegar la amiga de Honey— el pelinegro no dijo nada más y se puso a recoger el laboratorio estaba lleno de notas y basura de comida. Mientras lo hacía tenía un ligero cosquilleo en las manos, un presentimiento que le aceleraba el corazón. Entonces a su memoria llegaron esos ojos azules, sabía que podría reconocerlos en cualquier lugar, eran similares al hielo y su brillo parecía como si copos de nieve le adornarán. Nego con la cabeza mientras subía algunos cuadernos a unas repisas de pared.
—Chicos, les presento a Elsa, Elsa Arrendell— el pelinegro sintió saltar su corazón. La Reina Elsa de Arrendell ¿Era la que ahora estaba a sus espaldas? Se giro despacio y la observó. Estaba frente a él, mirándolo a los ojos y con el rostro sorprendido al igual que el. Su cabello platinado, casi blanco estaba amarrado en una coleta y vestía una linda blusa degradada de rojo a morado y unos pantalones blancos, un collar de copo de nieve le adornaban. Y sus ojos, podía reconocerlos dónde fuera, eran exactamente los mismos.
Elsa estaba perpleja, era el mismo muchacho, su traje era similar al de su sueño. Entonces como si su instinto se lo dijera, Tadashi se acercó hasta Elsa y le tomo una de sus manos, depositando un beso en sus nudillos. Hiro estaba avergonzado, Honey confundida pero la platinada, ella estaba como si fuera lo más normal del mundo. Los labios del pelinegro rozando su piel le dieron una corriente eléctrica por toda la espalda y casi hicieron que el corazón saliera de su pecho. La sensación de deja vu los inundó, como si ya hubiera sucedido.
—Tadashi Hamada— susurro el muchacho. Ella le dió una sonrisa cálida, que lo hizo derretir y sonrojarse. Seguían contemplandose el uno al otro, como si nunca se hubieran visto o como si se reencontrarán, eso no importaba, sus miradas gritaban que se necesitaban el uno al otro, que eran su complemento.
La magia del momento se vio interrumpida por Hiro Hamada, quien observó a su hermano, que estaba apunto de babear. La tomo de los hombros y la dirigió a un pizarrón lleno de ecuaciones matemáticas.
—Este es nuestro pequeño amigo, y te necesitamos para resolverlo y en base a eso desarrollar nuestro proyecto— ella acepto con la cabeza. Miro por un momento el pizarrón y regreso su vista al chico— este será tu escritorio— era blanco, con una silla cómoda y muchos marcadores y lápices, una tableta gráfica y una enorme ventana que daba vista al campus— y nosotros estaremos aquí para apoyarte mientras desarrollamos los demás elementos.
Ella acepto con !a cabeza, comenzó a acomodar sus cosas, mientras Tadashi seguía perdido observandola. Ella se dió cuenta y le devolvió la mirada y se acercó a él. Ella ni si quiera era sociable, pero con el, sus miedos bajaban y eran absorbidos por la tierra.
—Es un gusto estar aquí...— susurro estrechando su mano con la del muchacho. ¿Porqué cada roce le erizaba la piel? ¿Porque quería mirarlo a sus ojos rasgados tan únicos? ¿Porqué sentía que su aroma a menta le era tan familiar?
—Tadashi... ¿Podemos hablar?— pregunto Hiro, rompiendo nuevamente la química. Elsa suspiro y Tadashi bufo. Ella volvió a su escritorio y comenzó a escribir sobre un cuaderno. Hiro tenía el rostro frustrado con el ceño ligeramente fruncido— ¿Qué rayos te pasa? Desde que llegó la vez como si fuera un fantasma. ¡Viene a ayudarnos! No la distraigas— el muchacho comenzó a negar con la cabeza y la miro una vez más a través de la puerta.
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Corazón en el Pasado
FanficTadashi y Hiro Hamada han logrado construir una máquina del tiempo, sin embargo antes de darla a conocer al mundo deciden viajar al pasado, con la esperanza de conocer el mundo. Un día llegan al Reino de Noruega, dónde la Reina Elsa de Arrendell gob...