Capítulo 2

119 10 1
                                    

—¡Bienvenidos majestad!— hablo Ana tan alegre, después de aquel momento incómodo, Elsa y Tadashi continuaron saludando unos a otros. Incluso Tad estaba preocupado, ya sentía que Tadashi probablemente caería a los pies de ella, y la verdad, el mismo tambaleaba al ver sus ojos tan azules con una pequeña chispa de magia. Caminaron tranquilamente por las calles de Arrendell mientras Ana les contaba las atracciones principales y las costumbres. Después se encontraron con Kristoff en el palacio. 

—Emperador Tad—hizo una referencia el rubio. 

—El es Kristoff, aprendiz real— presento Elsa. Tadashi agachó levemente la cabeza y continuaron caminando. Ana se quedó hablando con Kristoff. Elsa y Tadashi caminaban a la par en dirección de la oficina. Hiram y Hiro fueron llamados por el general que los acompañaba y el segundo consejero, así que encontrá de su voluntad, Hiro tuvo que dejar a Tadashi solo con Tad.

—Y majestad, sobre el tratado comercial ¿Cuál es su principal interés?— Tad, que estaba distraído observando las pinturas del pasillo, comenzó a prestar atención a la conversación. 

—Queremos una modernización industrial y militar— pronto dieron la vuelta a un pasillo con enormes ventanales donde entraba la luz— especialmente militar, nuestro ejército debe expandirse y estar bien preparado. 

—¿Eso a que se debe majestad?— pregunto sorprendido. 

—Como usted sabe Noruega es una nación pacífica— explico la Reina— sin embargo, en los últimos meses los ataques e intentos de invasiones han crecido, tanto por vikingos nómadas y piratas. 

—¿Tiene alguna idea del porqué?

—No estoy muy segura, pero todo comenzó desde que empezó mi mandato—suspiro con pezades la reina— aún algunas naciones e incluso gobernantes de provincias de Noruega no están muy de acuerdo con que gobierne sola, de hecho los últimos vikingos en venir fueron enviados por la corona Española. 

—Pense que usted tenía una buena relación con los vikingos. 

—Claro que si, pero con los vikingos del pueblo de Berk, es el único poblado grande y sedentario que queda— llegaron a la oficina y ambos jóvenes entraron. Sin embargo a Tad no lo dejaron pasar y pese a sus réplicas, quedó afuera. Mientras la reina estaba de espaldas, Tad le hizo las mejores señales que pudo para decirle que no metiera la pata— incluso Berk tiene tecnología militar atrasada, su única ventaja son los dragones. 

—¿Dragones?

—¿No lo sabe majestad?— rio Elsa— Berk es el único pueblo capaz de domar dragones, están en peligro de extinción y Berk los cuida en un santuario— Tadashi fue el que rio ahora ¿Dragones?¿Magia? ¿En qué se había metido?¿En un cuento de hadas?— me sorprende que no lo sepa majestad. 

—Bueno, algunos son solo rumores que llegan a Japón— mintió el muchacho— pero continúe diciéndome ¿Es muy grave el problema de los ataques?

—Si, por esa razón y otras más—suspiro la reina acercándose a su asiento. 

—¿Otras más?— el joven tomo asiento frente al escritorio. La chica suspiro y se dejó caer sobre la silla. 

—Por lo que soy— la joven suspiro mirando hacia la ventana. Desde que comenzó a ser reina había tantos ataques, algunas personas en su contra y algunos más con miedo hacia ella. Trataba de erradicar todos esos problemas con una buena economía, con regalos para el pueblo e incluso pasaba tiempo con ellos pero muchos aún dudaban. Tadashi logro observar su rostro triste y melancólico, parecía que realmente le afectaba y aunque aún no había visto nada de su magia, comenzaba a ser algo real. Comenzó a observar pequeña escarcha alrededor de las manos de ella— perdón— río. 

Corazón en el PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora