Capitulo 2

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Asmodeus e Iruma se encontraban en la mesa tomando un té hecho por Opera, el cuál, servía para relajarse.

-Azz, ¿Puedo decirte algo sin que te enojes? -habló el menor mientras sostenía su taza.

-Seguro señor Iruma, yo nunca sería capaz de enojarme con usted.

-bien, entonces por favor, ya no quiero que me llames señor Iruma. No te considero un subordinado y me hace sentir mal que me trates de esa forma, no digo que no me sienta halagado o que se sienta bien que me protejas pero... -iruma paró de hablar al ver cómo una lágrima caía por la mejilla de Asmodeus, era la segunda vez que lo veía llorar y no le gustaba la sensación. Haciéndole entrar en pánico. -No, por favor. No llores Azz, por favor. No era mi intención hacerte sentir mal, puedes llamarme como quieras -suplicaba al mayor.
-lo siento Señor... Digo, Iruma. Es sólo que me tomó por sorpresa -dijo mientras se secaba las pocas lágrimas que mojaban sus mejillas.

-Perdon Azz, se que tú quieres protegerme y todo pero por favor, no hagas que los demás de la clase se alejen de mí. Yo en verdad los aprecio. -dijo el chico mirando firmemente a los ojos del contrario.

-Entiendo... Iruma. No lo volveré a hacer, pero por favor, permítame seguirle protegiendo

Iruma sólo dió un leve suspiro, le costaba negarse a aquel bello demonio -esta bien Azz, puedes seguir protegiendo me -dijo con una dulce y delicada sonrisa.
Asmodeus se sintió tal feliz, ahora tenía la aprobación de Iruma y todo marchaba a la perfección. Con el permiso de Iruma ya nada podía interponerse entre el y su juramento de sangre.

Luego de haber hablado sobre varios temas, llegó la noche, sin embargo, Azz seguía en la casa de su Iruma.

-oh, no me di cuenta cuando anocheció -dijo el chico de color azúl mientras se levantaba de la mesa y veía por la ventana. Asmodeus imitando su acción -¿Te parece si por hoy te quedas aquí?- le preguntó con un leve sonrojo, nunca había invitado a alguien a quedarse y nunca imaginó que sería a aquel demonio a quien invitara.

-sería un honor Iruma -respondió Asmodeus al mismo tiempo que en su interior gritaba de emoción, su plan de estar a lado de Iruma el mayor tiempo posible para protegerlo estaba dando frutos, muy buenos frutos.

La cama de Iruma era amplia, por lo que ambos durmieron juntos, Asmodeus sintiéndose de lo más feliz e Iruma un poco avergonzado.

A la mañana siguiente ambos salieron de la casa, encontrándose con Clara haciendo un puchero que denotaba celos.

-Azu azu, Irumachi también es mío no lo acapares sólo para ti -dijo la única chica del grupito al mismo tiempo que brincaba.

-Iruma quiso que pasará la noche en su casa, Valac. -fue lo único que dijo, firme y orgulloso, el demonio

-Irumachi, ¿Qué le pasa a azu azu? -preguntó la joven demonio al escuchar que Asmodeus había llamado al chico pequeño "Iruma", omitiendo en "señor" que ya se había vuelto costumbre escuchar por parte del demonio de familia noble.

Iruma sólo rió un poco y comenzó a caminar. Todo el camino fue trivial, al menos así fue hasta que llegaron a la mitad del camino hacia la escuela.

De pronto, una flecha salió disparada de la escuela, está se dirigía hacía Iruma, quién solamente se agachó, Asmodeus acató a detener la flecha y clara sólo se abrazó de Iruma en un intento de protegerlo.

-estuvo cerca, gracias Azz, gracias Clara -dijo Iruma acompañado de un suspiro de alivio. -¿Azz? -el nombrado se encontraba muy molesto, para él fue indignante lo que acababa de pasar, casi lastiman a Iruma, su preciado Iruma.

Asmodeus, sólo volteó a ver a su señor, que lo acababa de llamar.

-no se preocupe Iruma, yo lo cuido -dijo para que luego, continuaran con su caminata hasta la escuela.

Mi señor IrumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora