capítulo 11

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Iruma estaba sentado a lado de Asmodeus. Lo miraba con total preocupación. Ambos estaban en la enfermería. Ya habían pasado 4 horas y aún no reaccionaba, dentro de poco las clases acabarían. Mientras tanto, la pobre de Clara estaba en clases teóricas esforzándose tomando nota de todo lo que decía y hacía el profesor. Y cuando es todo, es absolutamente todo, ni los parpadeos que daba kallego se salvaban de ser apuntados por la chica Valac.

—Azz... —susurró Iruma mientras tocaba la frente del demonio. Esta ardía como fuego. Provocando que apartara su mano rápido para evitar una quemadura.

De pronto, se escuchó como la puerta se abría. Mostrando a una demonio alta y pelirroja, se trataba de Amelie, quién estaba preocupada por Iruma.

—hola Iruma, me enteré por mis colegas que estabas aquí. Supe lo que pasó con Asmodeus ¿Aún no saben que tiene? —dijo con serenidad y tranquilidad.
—No Amelie, ni siquiera mi abuelo lo sabe. Y yo... Tengo miedo —dijo asustado. Amelie lo notó.
—Iruma, entiendo cómo te sientes, esa sensación de cuando se enfría la sangre y el miedo se apodera de ti pero no debes dejar que eso te derrumbe, eres fuerte Iruma, no lo olvides —dijo poniendo su mano sobre el hombro del chico.
De pronto, una luz iluminó la mente de Iruma, recordando su examen de vuelo y el festival de la cosecha; “sangre”, por supuesto, era más que obvio. De inmediato mordió su pulgar y lo colocó en la boca de Asmodeus, dejando que las gotas de sangre salieran una por una.
—¿Qué estás haciendo Iruma? Podrías ir a la cárcel por hacer contratos con sangre así de la nada— exclamó asustada Amelie. Iruma volteó asustado, no sabía que eso era un contrato de sangre.
—lo siento Amelie pero fue lo único que se me ocurrió —dijo nervioso luego de retirar su dedo de la boca de Asmodeus.
—Iruma... Acabas de hacer algo ilegal, no puedo dejar pasarlo —dijo firme mientras una tristeza crecía en su interior. Ella se había enamorado de Iruma, más su deber y honor siempre estaban primero que sus sentimientos.
—Amelie, por favor, déjame explicarte —dijo asustado.
—lo siento... Iruma pero yo tengo que cumplir con mi deber— dijo tomando a Iruma del brazo. Este se asustó. Había perdido práctica y sus movimientos se habían vuelto algo lentos. La comodidad del infierno había hecho que su infalible defensa disminuyera.
—Amelie... Por favor... —dijo con su voz temblorosa.
Amelie iba a hablar cuando de pronto una gran bola de fuego casi los alcanza. Iruma cayó sentado y logró liberarse del agarre de la presidenta y la volteó a ver. Ella estaba de pie mirando fija y con seriedad a dónde estaba Asmodeus. Iruma volteó a ver. Mirando con miedo al demonio, su cara parecía burlona y feliz, mas en sus ojos había un hueco oscuro que irradiaba coraje y rencor. Tenía una sonrisa en su rostro. Estaba de pie, Iruma sintió su corazón hacerse un vuelco, esa mirada amable de Azz no estaba y eso lo aterro. Mientras tanto, Amelie se ponía en guardia.
—Nadie puede tocar a mi Iruma — fue lo único que dijo antes de abalanzarse sobre la presidenta del consejo estudiantil.

Mi señor IrumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora