Clara y Asmodeus esperaban como de costumbre, veían ambos con entusiasmo como salía el joven de cabellera azúl de su casa.
-Buenos días Iruma -soltó el demonio rosa con alegría de poder estar otro día con el que era para el, su amo y señor. Aunque por petición del susodicho ya no agregara el "señor" cada vez que lo llamaba.-Irumachi! Hoy vamos a jugar de nuevo a la casita, prepárate -dijo entusiasmada la chica de cabello verde.
-Si Clara, estaré listo -Iruma acarició la cabeza de la chica, sin embargo, no pudo ver a Asmodeus a la cara, el sueño que había tenido yacía fresco en su memoria y al mismo tiempo que le dolía recordar ese bello rostro cubierto de lágrimas, le daba todavía más vergüenza recordar las palabras que había escuchado provenir de lo que sería la versión de aquel demonio en sus sueños.
-Iruma... ¿Se encuentra bien? -preguntó Alice algo dudoso.
-eh? Ha! Si, estoy bien Azz, no te preocupes, anoche no dormí lo suficiente. Creo que es sólo eso.
-Está bien Iruma... -dijo un poco preocupado por su amo.
Al llegar a la escuela vieron como un tumulto de gente estaba divisando hacía arriba. Iruma y su compañía sólo se acercó a ver que sucedía con exactitud. Lo que vió el humano lo dejó boquiabierto.
Era un demonio atado y colgado, por el uniforme casi desecho que portaba, era más que obvio que pertenencia a la institución. Este se encontraba desmayado, quizás por el hecho de estar, posiblemente, toda la noche ahí o quizás más tiempo.
Asmodeus se acercó a Iruma, al mismo tiempo que una ligera sonrisa aparecía y desaparecía de su rostro. Estaba recordando...
El día anterior, después de deshacerse de aquellos papeles, quemandolos, decidió volver con su Iruma. Cuando entre los pasillos se le hizo escuchar que alguien pronunciaba el nombre de aquel chico azúl que tanto quería proteger. Se acercó con cautela a uno de los salones de segundo grado de dónde provenía aquel ruido y escuchó.
-¿En serio? ¿Uno de primer año? -dijo con asombro uno de los demonios.
-¿Qué tiene? Con el podría alcanzar poder y prestigio, ese Iruma ha ganado mucha influencia desde que llegó -dijo de una forma calculadora el otro.
-Ja! Yo creo que estás demente ¿Querer conquistar a el nieto del directo? Sabía que eras idiota pero no tanto.
-di lo que quieras, pero yo tengo un As bajo la manga, mira
-¿Una poción?
-Tomada del departamento de alquimia, según lo que escuché es una versión de prueba ¿Qué dices? ¿La usamos en él?
-Jaja, haz lo que quieras, pero a mí no me involucres.
Azz se quedó estupefacto, ¿mira que querer hacerle eso sólo por fama y prestigio a su amo y señor Iruma? No lo podía permitir. No obstante si utilizaba su magia de fuego posiblemente Iruma se enojaría con él. Tenía que idear un plan y rápido. De inmediato, se fue corriendo hasta el barota más cercano al lugar. Encontró una capucha gris, un poco sucia, pero servía; unas cuerdas, cadenas y algunas armas que estaban de exhibición con el único fin de ser estudiadas y analizadas. Se apresuró y antes de que los mayores salieran de colocó la capucha. Al igual que tendió su trampa.
Cuando aquellos demonios salieron hablando de cosas triviales, sintieron como sus pies se envolvían y como una extraña sombra corría hacía ellos atando sus torsos, logrando inmovilizar tanto brazos como alas.
-¿Quién de ustedes osa hablar tan imprudente del señor Iruma? -preguntó Asmodeus con furia utilizando una voz gruesa y un poco calmada a la vez, logrando hacer llorar a uno de los demonios mientras el otro miraba a su compañero abrumado.-¡Fue él, por favor, no me lastime pero fue él, el quería usar esa cosa en Iruma, lo siento mucho! -dijo el demonio entre sollozos y gritos. El otro sólo contemplaba la traición de su compañero.
De pronto, un golpe se escuchó y los sollozos pararon, el demonio había sido noqueado.
-¿Te parece divertido andar ahí tras Iruma? -dijo tomando la cabeza del demonio consiente por la cabellera. La vista de este lo asustaba cada vez más. Unos ojos brillantes y penetrantes era lo único que podía ver con claridad, su ángulo y la capucha le impedían ver de quién se trataba pero su sangre se helaba de miedo. No pudo responder -bien -dijo el ente de capucha mientras tomaba una látigo y le empezaba a golpear. Los gritos desgarradores del demonio no se hicieron esperar. Luego, sintió como algo punzante atravesaba su brazo, era una daga, hecha con el colmillo de una serpiente Gorgona. Su brazo empezó a sentir un inmenso ardor y dolor mezclado con punzadas cada vez más fuertes. Desde su perspectiva, pudo ver como el demonio con capucha sacaba sus alas para así volar y llevarse a ambos demonios a un lugar donde, lo más posible fuese que le seguirá torturando.
-Por- favor, sueltame. No volveré ni siquiera a mirara Iruma pero por favor, sueltame -dijo suplicante y temeroso el demonio mientras veía como su captor afilaba lenta y de forma tortuosa una espada. Después de un rato comenzó a golpear al demonio, pero no con el filo, sino con la parte ancha de le espada dando planazos que cada vez eran más y más fuertes, destrozando aquel uniforme azul y creando moretones y llagas en el cuerpo del individuo, en especial en el estómago y en las piernas. Aquel ente misterioso para aquel demonio procedió a acercar un palo con algunos clavos mal clavados y azotandolo con fuerza en su rodilla logrando romperla. El dolor que era tan fuerte provocó que diera un último grito cansado y luego cayera desmayado.El otro demonio que había perdido la conciencia antes fue abandonado el el patio trasero de la escuela. Y una vez llegada la noche, fue dejado colgado aquel demonio en una de las puntas más altas de la escuela como símbolo de advertencia.
Así es, Asmodeus había hecho todo eso. Luego de calmar su cólera y regresar en sí, cayó al suelo cansado y preguntándose el ¿Por qué? ¿Por qué lo había hecho? Pero luego vió su herido ya un poco cicatrizada en su mano, lo cuál le hizo recordar su motivo. Aquel chico azúl que tanto admiraba y adoraba era para él, el único y ejemplar motivo del porqué de su actuar tan caótico reciente...
ESTÁS LEYENDO
Mi señor Iruma
FanfictionDespués de tantos sucesos en la vida de Asmodeus Alice desde que un ser angelical llamado Iruma llegara a alegrar sus días, convirtiéndose en su fiel sirviente anhelando ser la lanza del joven de ojos azules al que considera amo y señor de el mismo...