capítulos 19

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Iruma y Asmodeus se veían a los ojos directamente. Había un silencio pesado e incómodo. Ninguno se atrevía a hablar. No hasta que Asmodeus tomó aire y decidió acabar con sus dudas.
—Iruma yo... No sé cómo decir esto...
—Si es sobre lo que acaba de pasar, no te preocupes, yo-
—¡Es sobre sus alas!— exclamó nervioso.
Iruma sólo quedó en shock al entrar en razón sobre esto.
—Entiendo si no me quiere decir nada, pero en serio, ayer cuando lo vi, no pude evitar querer morderle y probar su sangre, un inmenso apetito se apoderó de mi por un instante y yo...— Asmodeus comenzó a llorar, ya no aguantaba. Sentía culpa y desespero.
—Azz... Mírame— dijo firme Iruma, tomando de las mejillas a Asmodeus.
— No sientas culpa, era algo que tenía que a hacer para que volvieras, estabas muy raro y no era tu culpa— dijo Iruma con un leve sonrojo —y sobre mis alas... No tengo y nunca tuve—.
—pero... ¿Por qué? Si quiera es eso posible? Tampoco tiene cola o cuernos, ahora que lo pienso es más como un— la mente de Asmodeus quedó en shock al pensar que Iruma era un humano.
—Azz... Soy un humano— dijo Iruma. Al momento, Asmodeus quedó sin movimiento alguno, como si estuviera muerto en vida, podría uno jurar que su alma abandonó su cuerpo por tal impacto.

Mientras tanto, en la escuela demoníaca de Babyls los maestros buscaban romper la barrera, sin embargo, un extraño aroma dentro de las instalaciones comenzó a debilitar a todos hasta el punto de dormirlos. No obstante, Clara Valac se había escondido en su traje junto a sus compañeros de clase. Todos estaban asombrados al ver que aquella chica tuviera un poder tan extravagante e innovador.
—cada vez las cosas se ponen peores— dijo Lied sentado sobre su cola como siempre.
—Tu hermanito menor (Iruma) está perdido, Asmodeus destruyó medio edificio de segundo año, nos encierran en un cubo gigante y ahora sueltan ese extraño aroma que ha dormido a casi toda la escuela, incluyendo las autoridades— dijo Jazz con mucha serenidad y al mismo tiempo preocupación.
—Iruma está con Asmodeus en una cueva— dijo de pronto Purson, apareciendo de la nada. Todos gritaron del sus al instante.
— ¿Y cómo sabes eso?— dijo de nuevo Lied.
—los seguí— dijo sin más.
—Irumachi y Azz Azz están bien ¿Verdad?— preguntó clara con ojos de cachorro a Purson.
—si... Muy bien— dijo sin evitar recordar aquellos ruidos bochornosos que escuchó la noche anterior mientras esperaba fuera de la cueva. Lamentaba no haberse ido de ahí en cuanto supo que ahí estaban y avisar. Pero la curiosidad le había hecho una mala pasada.
Purson tenía un leve sonrojo y una cara de vergüenza que trataba de disimular.
—supongo que ya perdí a dos candidatos— dijo Elizabetta. Ella si había entendido.

Afuera del traje de clara, todo estaba en silencio. Nadie había podido escapar. Después de unas 6 horas el aire había vuelto a la normalidad y el cubo gigante se desvaneció. Todos los que estaban dentro ya estaban intoxicados por ese anterior extraño aroma que fue liberado.
Luego de un ratito, una pandilla de demonios descendió sobre el desastre que hace unos instantes era Babyls.
Los six fingers, habían llegado y nadie más lo sabía.

¿Cabello? ¿Largo, mediano o corto? ¿De qué color?

Mi señor IrumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora