Los latidos de su corazón se desbocaban impacientes, sus labios húmedos y pegajosos se esforzaban por soportar la falta de oxígeno, a la cual era sometido su cuerpo, solo para seguir disfrutando de aquel salvaje reclamo que le hacían los belfos del blondo.
Demandantes y atrevidos, bailaban sobre su cuerpo, llevándose toda la atención que el otro podía darle, juzgaban cada parte de su ser, el cual, poco a poco empezaba a carecer de ropa y el frio era suplantado por el intrépido calor que emanaba aquel órgano húmedo que ahora se resbalaba por todo su pecho, dibujando con maña, un camino formado por aquellos transparentes fluidos, que se regaban por el pálido cuerpo del cantante.
Sus dedos nómadas, se paseaban por cada rincón de su cuerpo, encontrando así, lugares en los cuales existir por unos segundos y luego desaparecer para disfrutar de otros paisajes. Su cuerpo, anonadado por el placer, se sentía desfallecer ante el erotismo con el cual lo miraban aquellas gemas zafiro.
Un sentimiento de voluntad se autoimpuso en su ser, tomando deliberadamente aquellos finos hilos, los cuales fueron bendecidos por el sol, en medio de sus delirios, donde su cuerpo ondulante de placer ya había olvidado, la estabilidad que su mente si recordaba, se anteponía, y se dejaba llevar, preso de aquel clandestino toque que lograba hacer que su espalda formara un perfecto arco, en los momentos más placenteros.
Los rosados prisioneros de su pecho, fueron atrapados infraganti, y llevados a juicio por un par de labios que los presionaban, unos dientes que los mordisqueaban y una intrépida lengua que los lamia.
Obstruido por culpa del placer, no era capaz de decir una palabra coherente en medio de la odisea que vivía, con las manos aferradas a sus hebras amarillas, sus labios solo emitían rastros de la más dulce sensación que a su cuerpo inundaba.
Finalmente y sin aviso alguno, la cúspide de aquellos placeres, por fin estallo, dejando en blanco su mente por un par de segundos, los cuales se veían eclipsados por la fuerte sensación, que aquel maravilloso hombre le había causado.
Sus mejillas color ciruela quemaron al hallarse frente a aquel salvaje y voraz mirar, causándole un temblor complaciente. Una perfecta sonrisa fue suficiente para apartar cualquier miedo que osara atormentarlo y sin darse cuenta, termino por quedarse dormido entre músculos canelas.
________________________
Sasuke se sentía un idiota total, no se había dado cuenta inmediatamente, fue más bien, cuando el rubio se fue a trabajar que descubrió el suceso que había dejado pasar por alto.
Al final de todo aquello, jamás lo hicieron de verdad, pero eso no era lo importante, sino, el hecho de que Naruto se quedó con las ganas, él lo había disfrutado, se había corrido, esa era la prueba, pero estaba seguro que su pareja no había, ni siquiera, experimentado la mitad del placer, que él sí.
Dejo de lado el cuchillo y se sentó en el suelo, recostando su cabeza a una de las puertas de las gavetas, que conformaban la alacena.
Soltó un suspiro cansado, sus mejillas se tiñeron de apoco mientras recordaba los atrevidos toques que el otro le había dado, y que él tanto había disfrutado.
Le remordía saber que al final, el blondo no había recibido ninguna clase de placer, estaba seguro, incluso, que debía haberse levantado a media noche para encargarse de su excitación.
Pero esa noche no sería igual, no debía ser igual, ellos dos debían hacerlo, y esta vez se aseguraría que el rubio lo disfrutara. Después de todo, él también era hombre, y sabía que quedarse a medio camino, era una de las cosas más horribles que les podía pasar.
Después de haber terminado su almuerzo, se puso a rebuscar entre las cosas del rubio, encontrándose con el hecho de que este, al parecer, no tenía ni preservativos, así que, rápidamente hizo un pedido a domicilio con unas cuantas cosas.
ESTÁS LEYENDO
El sonido de los sentimientos
FanfictionLa vida da muchas vueltas y cuando se logra la fama mundial aún más; riqueza, fama y orgullo es lo que rodea a Sasuke Uchiha y a su banda de rock, sin embargo al llegar a Tokio y encontrarse con un chico rebelde y alegre que no los quiso reconocer...