Capítulo 4: Kurama, parte I

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Sonrojos eran los que se divisaban en los rostros de los cuatro muchachos inclusive en el de Sasuke, al escuchar aquellos gemidos ahogados por toda la habitación, por ver a aquel hombre tan relajo recostado en el sillón, mientras los sonidos y quejidos brotaban de la bocina del televisor, Karin trataba de taparse los oídos para no escuchar y los demás de no verse entre sí a la cara, Kakuzu camino hasta el hombre más que enfadado y le quito el control de la televisión en la cual se encontraba tan concentrado.

-Oye no, se estaba poniendo interesante – le replico el hombre que empezaba a concentrarse
-No seas tan asqueroso, y además no tienes el derecho de estar en mi habitación y además mirando esa porquería – le reclamo el hombre a lo cual el chico empezó a reírse a carcajadas
-Vamos, si a ti te fascinaba ver esto en mi casa, toda la noche mientras nos mas… - en ese instante Kakuzu callo al hombre con un golpe en la cara
-No seas tan duro conmigo, no frente a los demás – dijo acercándose y susurrándole varias cosas que hicieron que se sonrojara levemente
-Cállate, maldito Hidan – dijo solo para poder escuchar como el hombre no podía parar de reír – no importa, de todos modos ¿qué es lo que haces aquí? No sabes que es delito entrar en la habitación de alguien más, y encima de un área privada
-Tienes razón – dijo bajando la cabeza con la mirada triste, pero en un segundo sonrió de oreja a oreja - ¡SEGURIDAD! – grito a todo pulmón

En aquel instante unos hombres entraron y tomaron a Kakuzu inmovilizándole los brazos.

-¡¿Qué demonios creen que hacen?! – pregunto el moreno enfadado
-Solo cumplen mis órdenes cariño – dijo acariciando la mejilla de Kakuzu – veras yo soy el dueño de este hotel ¿puedes creerlo? – dijo asombrándolo
-¿Tu? ¿El dueño de este hotel? – dijo incrédulo
-Pregúntales – le dijo con una sonrisa mientras les hacia una seña a los hombres para que lo soltaran
-Sí, él es nuestro jefe – dijeron los hombres en respuesta a la mirada fulminante que les había dado Kakuzu
-Entonces por eso te dejan entrar en ese lugar – dijo viendo como los chicos de seguridad salían de la habitación
-Mucho gusto – dijo Suigetsu extendiéndole la mano a Hidan con una sonrisa
-Oh, es un gusto, eres el bajista ¿cierto? – le pregunto Hidan mientras lo hacía sentarse a su lado en el sillón
-Sí, y soy el mejor en eso – dijo orgulloso
-¿Oye que te gusta tener en la cama? – le pregunto haciendo que Kakuzu lo mirara con ganas de asesinarlo
-Soy de mente abierta – dijo inclinándose un poco hacia el cuerpo del hombre
-Nada de eso – dijo de repente Kakuzu tomando a Hidan por el cuello de la camisa – parece que tendré que recordarte que no debes acercarte a mis cosas – dijo arrastrando a Hidan consigo, mientras este pedía auxilio

-Esos dos están bastante locos – dijo Karin acomodando sus gafas
-Eso no importa – dijo Sasuke con seriedad – ahora lo que debemos hacer, es seleccionar las canciones que vamos a cantar para la hija del gobernador
-Si es cierto – dijeron los chicos

La selección de canciones empezó, más sin embargo, algo estaba constantemente metido en la cabeza de Sasuke, y eso era la sonrisa atrevida de aquel rubio, hace mucho que no conocía a una persona capaz de desafiarlo, de subestimarlo y que lo insultara, que lastimara su orgullo y eso era algo que muy pocas personas hacían, y de cierto modo eso le traía algunos recuerdos, aun cuando era un niño siempre había tenido esa personalidad, perfeccionista antisocial y bastante orgulloso, su hermano mayor era la única persona con la que contaba y en la cual confiaba, y sin embargo todo se había venido abajo, hace muchos años ya que no lo veía, que no sabía lo que era bromear con él, y en cierto punto necesitaba a su hermano, solo porque hace años que se guardaba tantas cosas en el pecho, las cuales no quería decírselas a nadie, sus canciones no eran más que los gritos de desesperación que daba su alma, al sentirse tan sola, y no quería seguir estando solo, Karin siempre estaba encima del pero la verdad a él nunca le había interesado en lo más mínimo esa mujer, sentía que no tenía conexión ninguna con alguien así.

Cuando todo fue decidido y estuvo listo, los chicos se dirigieron a sus respectivas habitaciones, Sasuke fue el primero en encerrarse en ella, en tomar su guitarra, su fiel compañera que nunca lo traicionaba, a la que le podía contar todos y cada uno de sus dolores, cerraba los ojos encontrándose con todos aquellos sentimientos que para los demás yacían perdidos pero que para el pelinegro estaban tan presentes en él y en cada una de sus acciones. Tarareo algunas melodías, y estas se convirtieron en palabras, con los ojos cerrados y su cabeza baja con sus manos rasgando las cuerdas de su guitarra, deseaba encontrar “Un lugar donde ser feliz”.


Los rayos de sol de la mañana cruzaron las ventanas e indiscriminadamente acariciaron el rostro de aquel moreno que abría los ojos con dificultad, se había quedado hasta tarde en la noche contándole a su guitarra sus secretos y escribiendo en papel sus más profundos sentimientos, ¿Por qué era músico? Por esa única razón, la música lo dejaba ser libre, le permitía sentirse liberado de una jaula, le permitía decir lo que pensaba sin miedo, y lo que sentía sin dilación ninguna, era muy importante para él, y fue algo que anhelo siempre.

Por su mente paso fugazmente un recuerdo ensordecido, ¡hoy era el día! Por fin iba a conocer a “Kurama” y vaya que quería hacerlo, quería saber quién era la persona que creía ser capaz de estar a su altura, o al menos según la opinión pública, quería saberlo, deseaba saberlo, quizás y solo eran un par de novatos con el ego muy alto y con una guitarra bien afinada, mas no podía dejarse engañar por sus pensamientos, después de todo había pensado ya cosas bastante malas del hombre de cabellos grises, había pensado que tal vez era un criminal, y luego resultaba siendo un Dj profesional y el dueño de un hotel, así que por ahora se guardaba su opinión y ponía en alto sus expectativas, ¡quería sentirlo! Sentir a alguien capaz de hacer que su cuerpo se estremeciera solo con el sonido de su voz, quería ver a un rival de verdad.

Salió luego de haberse arreglado y solo se encontró con una escena que lo hizo retroceder, miro por la pequeña abertura que quedo de la puerta que estaba entreabierta, y observo algo sorprendido como aquel joven con cara de maleante besaba apasionadamente el cuello de Kakuzu mientras este intentaba quitárselo de encima; escucho la conversación sin querer y estuvo a punto de dar media vuelta pero algo lo atrajo y lo hizo quedarse a escuchar.

-Vamos Hidan, maldición, quítate de encima – dijo con un seriedad tratando de empujarlo
-No te quejes, que me hace falta – dijo mientras trataba de bloquear los movimientos del moreno – iras esta noche ¿verdad?
-Oh, hablas de ir a ver a esa banda “Kurama” – dijo dejando sus brazos quietos para que este siguiera devorando su cuello
-Obviamente – dijo mordiéndole el lóbulo de la oreja
-¡Por supuesto que iré! Sé que si tú lo dices es porque en realidad son buenos, y no son unos niños jugando a ser la típica banda de rock – aquellas palabras viniendo de ese hombre hicieron que Sasuke se estremeciera, si Kakuzu reconocía que eran buenos, era porque en realidad lo eran
-Es bueno que tengas en cuenta lo que te digo, te va a sorprender cuando los mires, ninguno pareciera que pudieran ser amigos, son demasiados diferentes, así como tú y yo, pero ya sabes cómo son las cosas – dijo con una sonrisa – pero sus letras son, como morir y revivir, como si ellos hubieran pasado por lo mismo que tú, el desamor, y el deseo de querer morir, esos sentimientos son los que los hacen ser tan buenos
-Entonces estoy ansioso por esta noche – dijo apretando las caderas del chico que le dio una sonrisa juguetona
-Yo también y no solo porque los vayas a ver a ellos – aquello hizo que ambos se rieran y que el joven se bajara del regazo del mayor – Nos vemos esta noche, si faltas, te romperé la nariz – dijo caminando hacia la salida
-Entendido – dijo negando con la cabeza y con una sonrisa
-Ah, y si no llevas mi dinero, ese rostro que tanto adoras terminara moreteado y lleno de sangre – dijo abriendo la puerta, de la cual Sasuke se había retirado hacia unos segundos nada más, pero con la suficiente rapidez y cautela para pasar desapercibido y no ser descubierto

Salió después de unos minutos y se dirigió al comedor, pero tenía cierta inquietud, quería verlos, ya no podía sacarse la cabeza el simple hecho de que eran buenos, había estado buscando un rival, y estaba esperando encontrarlo.

˂ 6 pm ˃


Esperaba pacientemente en el sillón mientras los demás miembros de la banda terminaban de alistarse, él había sido rápido y a pesar de todo está muy presentable, aunque no quisiera decirlo, estaba ansioso, se moría de ganas de verlos en acción, y quería verlos rápido, cuando los demás salieron se quedaron algo impresionados de que Sasuke hubiera estado esperándolos, normalmente era él el que siempre se demoraba arreglándose porque le importaba mucho su apariencia, pero eran sus acciones y si iba a salir quería ser informal y lo más rápido posible.

-Por fin salen, ya me estaba cansado de esperar – dijo Sasuke fastidiado
-No bromees, tú siempre tardas más que nosotros – le reclamo Suigetsu
-Pero esta vez es diferente – dijo levantándose y acomodándose la bufanda

Sasuke salió del hotel hacia el auto que los esperaba afuera, se sentó en el asiento del copiloto y se abrocho el cinturón, Kakuzu ocupo el asiento del conductor, y los otros tres chicos se sentaron en la parte trasera.

-Yo quería ir al lado de Sasuke-kun – dijo Karin haciendo pucheros – no a tu lado – dijo sacándole la lengua a Suigetsu
-Sigues haciendo eso y te cortare la lengua – le dijo Suigetsu enfadado
-Bueno ya cállense – dijo Kakuzu – traten de ser educados una vez en su vida

Los chicos obedecieron a medias las órdenes de su representante, y al llegar al club ambos se bajaron tratando de ocultar sus caras para no ser descubiertos, al entrar se encontraron con Hidan el cual se mantenía en la parte delantera, y el silencio que inundaba el lugar se llenó cuando una luz apareció en medio del escenario, ni siquiera aquellas luces incandescentes podían opacar el brillo de su mirada, y la majestuosidad de su voz, Sasuke simplemente quedo paralizado, aquellos bellos ojos azules y aquellos finos labios empezaban a entonar una melodía que era nada más y nada menos que alimento para su destrozada alma.

El sonido de los sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora