Capítulo 39: Preocupación.

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Sus ojos aperlados veían el vaivén de su padre en la cocina, en su rostro podía ver pintadas muchas emociones, estaba enfadado, iracundo, sorprendido, irritado y hasta consternado.

Era ya el segundo día y aun no tenían noticias de Neji, el cual había desaparecido en la noche y nadie sabía adonde se había metido, solo había dejado una nota, con un simple y corto texto.

“Estoy bien, no se preocupen, volveré después de un tiempo”

Su padre, estaba seguro que se había ido con Gaara, el hijo de Rasa, y aunque fue y lo enfrento, el padre del pelirrojo se hizo el desentendido y lo echo de su empresa.

Habían rondado todo Tokio y sabía que su padre había hecho unas cuantas llamadas a algunas personas, para que investigaran donde estaba su preciado hijo, o mejor dicho sobrino, debido a que su padre murió cuando Neji tenía tan solo unos meses de nacido, por lo tanto su padre lo adopto como su hijo.

Neji siempre había sido recto, perfecto, obediente y sin un rastro de rebeldía, por ello, su padre consideraba este, el primer acto que va en contra de sus palabras por parte de su hijo.

Sin embargo, ella comprendía la razón por la cual su hermano había decidido irse.

Estar en un lugar donde no te permiten ser tú mismo, no es nada gratificante; Neji se sentía como un ave enjaulada, y por eso, no le extrañaba que cuando observo la puerta abierta decidiera extender sus alas y volar alto y lejos.



*****

Eran aproximadamente las dos de la mañana cuando se despertó, tenía sed, por ello, se levantó siendo cuidadosa, y se dirigió a la cocina, y allí lo vio.

Su hermano Neji, tenía un bolso terciado en su hombro, y ropa de salir puesta. Ambos se miraron, los ojos aperlados de ambos mostraban sus emociones y la joven sabía lo que iba a suceder, pero aun así, pregunto.

-Niisan, ¿acaso, te iras? – la pregunta de la joven, hizo que Neji sonriera un poco.

-No será por mucho – le aclaro – pero necesito hacer esto, tu sabes que yo siempre he obedecido todo lo que nuestro padre ordene, pero, él planea quitarme mi felicidad, y al menos eso no lo quiero, no soy feliz con mujeres, no siento nada por ellas, puede que para él será decepcionante el hecho de que su hijo este haciendo algo como eso, pero la verdad, es lo que soy, no puedo hacer más nada. Por eso, prométeme que no le dirás a nuestro padre nada, no le digas que me viste cuando estaba a punto de irme, por favor.

-¿Adónde iras? – le pregunto mientras se acercaba a él.

-Eso no te lo puedo decir Hinata, pero por favor, hazme la promesa.

Ella lo miro por unos segundos, y noto el anhelo en su mirada, sabia con solo verlo que Neji, dudaba un poco, estaba yendo en contra de todo lo que le enseñaron pero, también demostraba lo mucho que amaba a aquel joven.

-Está bien Neji-nissan, no le diré a nadie sobre esto. Espero que te vaya bien.

-Gracias Hinata.

*****


Y eso fue, lo ultimo que supo de su querido hermano.

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Las gotas de agua arropaban su cuerpo, y deslizaban sin preámbulos las motas de jabón que aún se hallaban residentes en su figura. Su cabello goteaba y poco a poco la fragancia a almendras de aquel shampoo se extendía por todo el cubículo.

Cerro la llave, y permitió que el ultimo resquicio de las trasparentes gotas cayeran en su cabeza. Una toalla fue situada en su cabeza por él mismo, y la otra en su cintura, cubriendo así, su desnudez.

Dio pasos lentos y relajados, abandonando el baño, y consiguiéndose de frente con aquel hermoso hombre que lo hacía suspirar enamorado. Lo vio colgar el teléfono y se aproximó hasta él, sabiendo que nunca lo rechazaría.

Los ojos aguamarina enseguida se fijaron en los suyos, y le mostro una pequeña sonrisa, que el de cabellos rojos imito.

-¿Con quién hablabas? – pregunto casual mientras se acostaba a su lado, mojando las sabanas en el proceso.

-Con Naruto. – le respondió con tranquilidad, aunque se estremecía ante el frio toque de su pareja. – aún está deprimido por lo de Sasuke, ya sabes, ni yo me esperaba que él jugara así con Naru. También me dijo que el vuelo de Ino está atrasado, por cuestiones ambientales, por lo tanto, aún sigue en Tokio.

-¿Qué hay de Shin? ¿Ya mejoro? – pregunto poniéndose a las espaldas de su pareja y dándole un beso en la nuca.

-No, me dijo que está peor – al pelirrojo le costó decir aquello y paso trago amargo – puede que ya no le quede mucho, Sai lo sabe, y parece que está mucho más deprimido, perderá a su chica y a su hermano.

-Joder, pareciera que los únicos felices ahora somos nosotros – hablo Neji con lastima en su voz. – Aunque lo nuestro también acabara pronto.

-Lo se…aunque, sobre eso…he querido hacerte una propuesta – hablo el pelirrojo, mientras observaba los claros ojos de su amado. – vivamos juntos Neji, se que es apresurado, pero si nos independizamos podremos seguir juntos, eres muy bueno, cualquier empresa te contrataría, aunque sé que prefieres ser músico que empresario.

Neji sonrió ante eso.

-¿Tu padre no te pondrá problemas? – pregunto mientras se encimaba en él y empezaba a regar besos en su blanca piel.

-Mientras trabaje para él, nada más le importa – aseguro Gaara.

-Entonces es un hecho, vivamos juntos.

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Era curioso cómo funcionaba el amor, te llenaba de esperanza y felicidad y de repente, ya no había nada, un dolor agudo te atraviesa y destroza todo lo que conoces, desfigura tu modo de ver el mundo, y hace que los miles de color pinto para ti, se destiñan y se vuelvan pálidos y grises.

E incluso era triste ver cómo te quitaba el apetito.

Sentado frente a un humeante tazón de ramen del cual no había probado ni un bocado, Naruto se sentía el ser más infeliz del mundo.

Usualmente, a él, nada lo lastimaría de ese modo, pero ahora, después de que Sasuke le mostrara como todo fue mentira, un engaño, un simple espectáculo que mostro para él, Naruto se sentía usado y adolorido.

No quería estar en casa, porque todo le recordaba a él; la cocina, el sofá, los videojuegos, su habitación, su cama…

Como no decir que todo le hacía extrañar a Sasuke, porque todo le traía un bello recuerdo donde ambos sonreían felices y se daban amor, porque fue en ese lugar donde hizo suyo a Sasuke por primera vez. Pero… ¿realmente puede decir eso?, ¿de qué sirve decir que Sasuke es suyo? No, mejor dicho ¿alguna vez lo fue?

Carnalmente él poseyó a Sasuke, pero eso no era mucho, él no quería tener solo su cuerpo, él lo deseaba todo, todo lo que pudiera consumir de su ser, toda su atención, su cariño y su amor. No, incluso, así fuera con solo un poco, él sería muy feliz.

El sonido de su celular lo saco de sus divagaciones, se retiró de la mesa, y tomo su móvil, observando el nombre en la pantalla; contesto con rapidez y después de escuchar aquella voz preocupada y triste, su dolor se acrecentó en demasía.

-Naruto, ¿podrías venir por favor? Shin dice que quiere despedirse.

El sonido de los sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora