Capitulo 33 "Mi cumpleaños".

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Capitulo 33.

"Mi cumpleaños".

Narra Vicky:

Hoy era el día de mi querido y no tan deseado cumpleaños, un día común y corriente, excepto porque está Harry en casa, sino sería como cualquier día.

Maldije aquel horrible sonido de pájaros proveniente de mi celular, «la alarma», con un ojo semi-abierto logré apagarlo y volví a recostarme en la cama, donde inmediatamente el brazo de Harry envolvió mi cintura.

Cerré mis ojos nuevamente, pero al instante los abrí y me sobresalte, haciendo que Harry soltará un gruñido.

—¿Qué pasa? —preguntó con voz de dormido y los ojos cerrados.

—¡Casi me duermo!, ¡tengo clases! —me paré y empecé a buscar ropa a lo bruto.

—Vicky, hoy es domingo, no tienes clases —un suspiro salió de sus labios.

«¿Qué?». Solté la ropa dejándola allí nomas y fui hacia mi celular en donde apreté un botón a la derecha para que la pantalla se encendiera , «mierda, era verdad».

—Volvamos a dormir —rogó Harry.

—No, cuando me despierto luego es difícil volver a dormirme, más si es de día —bostecé.

Dejé el celular nuevamente en su lugar y agarré la ropa anteriormente dejada en el piso, me encaminé hacía el baño y tranqué la puerta «nunca se sabe».

Dejé las prendas cerca de la ducha y me metí en ésta tras girar el grifo para que el agua artificial empezará a caer.

Al terminar de bañarme sequé mi cuerpo y me vestí, peiné mi cabello y metí el pijama al lavarropas, haciendo que hiciera su trabajo.

Salí de allí y me topé con un Harry parado en la puerta, tenía ropa agarrada a su mano «¿de dónde la sacó?, de seguro Zayn se la prestó», ambos nos miramos sonrientes y lo dejé pasar para seguir con lo mio.

Caminé por el largo pasillo hasta llegar a las inmensas escaleras en espiral, bajé por las antes mencionadas y fui hasta la cocina, todo estaba tranquilo, algunos rayos de luz natural queriendo colarse por las cortinas y algún que otro gallo se escuchaba.

Agarré 2 tazas, una para Harry y otra para mi, las dejé en el mostrador y fui hacia la heladera en donde saqué la chocolatada y volví a el mostrador, la vertí a una altura correcta en ambos vasos, «¿desde cuándo soy tan prolija?», y luego volví a meterla en la heladera.

Agarré ambas tazas y las puse en la mesa, después coloqué algunas oreos en una bandeja y Harry bajó.

—Buenos días —se acercó a mi haciendo que nuestros labios se unieran en un beso, su pelo estaba mojado, era gracioso que una que otra gota de agua se colara por mi cuello.

Nos separamos por falta de aire, y como si nuestras bocas estuvieran de acuerdo sonreímos.

—Eh preparado el desayuno —dije.

—Gracias Vicky —sonrío y ambos nos sentamos en la mesa.

Esto de haber demasiado silencio a estas horas, y en este momento, era incómodo. Ambos nos dábamos una que otra mirada mientras bebíamos la chocolatada o mojábamos una oreo en ésta para luego ser comida.

Agradecí el momento en que mis padres bajaron diciendo al unísono: Buenos días.

—¿Cómo durmieron? —preguntó mamá abriendo la heladera.

—Bien —respondió Harry con bigotes por la chocolatada, reí.

Al rato bajó mi hermano despeinando mi pelo, lo maldije en mi interior, odiaba que hiciera eso, tanto que me cuesta desenredarlo.

Hechizo © |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora