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Narra Sam

Estoy acostada en el sofá con un trapo húmedo en mi frente, voy abriendo los ojos y noto que estoy en la sala secreta que esta bajo el sótano.

Me agarro el trapo que está en mi frente y me levanto poco a poco, estoy sola. Estoy un poco mareada, pero al menos sé donde estoy y subo las gradas cuando escucho el ruido de mi celular arriba.

Al llegar arriba el celular deja de sonar en cuanto lo tomo y no logro ver el nombre de la persona quien me llamó, igual, volverá a llamar pronto. Voy a la cocina por un vaso de agua frío, cuando cierro la puerta de la refrigeradora juro que casi me da un infarto y por suerte solo di un pequeño brinco, sin embargo casi dejo caer mi agua, la razón es que mi tía Erika está del otro lado de la puerta de la refri y me ve seriamente.

- Sam, ¿Por qué demonios te paras así después de desmayarte? -dice alto.

- No grites, mi cabeza duele -dije sobando mi sien.

- Es de esperarse que duela, te caíste y de no ser por el sofá te hubieras roto el cráneo, igual te diste un golpe en la cabeza, por eso el trapo húmedo -dijo.

- ¿Me desmaye?

- Claro, ¿no recuerdas? Te recordaré -dijo la tía Erika y empezó a narrar lo sucedido.

Según ella, cuando dijo el nombre Alana Castillo yo me puse pálida y estaba ida, estaba recordando algo y susurre la palabra "carta" y luego de eso me dio algo de dos segundos, en el que hiperventile y me desmaye, cayendo cerca del sofá. Y dándome un golpe fuerte en la cabeza. Que fue por lo que la tía Erika se preocupo y me puso en el sofá con un trapo mojado en la frente.

- ¿Al menos me pusiste hielo en el trapo?

- Si, te puse hielo en el trapo, pasaste así casi tres horas -aclaro.

- ¿Casi tres horas? -dije casi gritando, ella me vio confundida claro.

Tin don.

- Oh oh -susurre para mi y cerré los ojos al abrir la puerta- escóndete -susurre y confundida se fue para abajo.

- Aquí estas mujer, nos perdimos pero llegamos por fin -dijo exagerando Natasha mientras me abrazaba, Raquel estaba atrás.

- Chicas hola -dije un poco nerviosa.

- Trajimos palomitas y otras golosinas, viernes de noche de chicas ahí vamos -dijo Raquel, quien tenía una caja agarrada llena de golosinas y palomitas.

- Oh, que lindas -dije distraída.

- ¿Podemos pasar? -dijo Natasha.

- Si, si, pasen -dije haciéndome hacía un lado.

Cerré la puerta y me di la vuelta lentamente al solo escuchar silencio, no veía a las chicas y temí lo peor, ¿y si ellas bajaron y se toparon con mi tía Erika y ella...? No, no puede ser. Baje corriendo. No veía a nadie en el sótano y la cosa esa de ventilación estaba abierta.

- ¡Sam! -escuche que grito Natasha y se escucho un ruido sordo.

Me deslicé lo más rápido posible por el tobogán y llegue abajo asustada.

- ¿Pero que...? -dije y le di un golpe en la cabeza a Natasha- me asustaste.

- En mi defensa, dije que quería ver película de acción -dijo Natasha después de reír.

Estábamos en el cuarto secreto. No veía a tía Erika por ningún lado.

- Oye Sam, ¿Por qué nunca nos dijiste que tenías toda una sala oculta bajo tu sótano? -dijo Raquel- aquí es perfecto para ver películas y estar alejadas del mundo exterior, salvo por ese reloj obvio.

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