31

4 0 0
                                    

Narra Meg

Estaba empezando a arrepentirme un poco de no haber llamado a un taxi, pero debo admitir que nunca había estado aquí en un lugar de buses, de las veces que he venido, he venido en auto con papá, mamá y Chris. Por otro lado, creo que vi a alguien que conozco por aquí, ¿soy yo o por un lado vi pasar a Charly?

No me quedo quieta y lo sigo porque no sé qué rayos voy a hacer aquí sola, cuando paso un monton de gente ya no lo veo. No pienso quedarme sola por aquí, tomo mi celular, estoy a punto de hablarle cuando alguien choca conmigo y caemos al suelo ambas. Levanto mi cabeza enojada a verla, se que fue una chica la que nos hizo caer.

- ¡Lo siento, lo siento! ¿Te hice daño? -yo me quedé paralizada, no es una chica cualquiera, ella es...

- ¡Molly! ¿Molly que haces ahí... Meg? -dijo Charly llegando cuando nos vio a ambas en el suelo.

- ¿Qué haces aquí? -dijimos Molly y yo al mismo tiempo, ella viéndome a mi y yo viendo a los dos.

- Mmm.. Meg vino por un asunto de investigación y yo me enteré que aquí estaría Molly así que vine a verla, ¿como esta el tío?

- Esta bien, ya sabes como es mi papá Charly -dijo Molly- hace mucho que no te veía a ti -dijo en mi dirección, yo sonreí y nos dimos un abrazo.

Molly es de piel blanca, tiene un cabello negro que me encanta, es alta, pero me pasa por poco y no es delgada sino rellenita, es la chica más fuerte que conozco. Ella y yo hace mucho tiempo fuimos mejores amigas, hasta que su mamá enfermo y se mudaron aquí, a la costa, en Miami, su mamá quedo en silla de ruedas porque tuvo una enfermedad complicada, tuvo cáncer por unos años y luego solo dejo de tenerlo, aún así, el cáncer le quito la movilidad en las piernas y eso le ha dado mucha tristeza a todos, incluso depresión, a los tres les encantaba surfear pero desde que la mamá de Molly no puede hacerlo, ellos se han alejado y no han vuelto a surfear jamás.

- Te extrañé mucho -dije aún abrazándola.

- Yo te extrañé mucho, nunca vienes a visitarme -dijo ella- haremos algo, te llevaré a conocer de todo, hace casi una decada que no te paseas por aquí -bromeó, yo reí un poco, esto era incómodo.

- Hasta hoy me pude safar -dije- ya sabes el instituto, la presión de ser la mas sobresaliente, necesitaba un respiro, le dije a papá que me quedaría con una compañera por un proyecto de la escuela -reímos juntas.

- ¿Quieres una malteada?

- Un helado estaría bien, hay mucho calor -dije yo.

- Ay Meg, ayer hubo más calor, hoy esta como siempre o un poco menos caliente -dijo pasando un brazo por mis hombros.

- ¿Tanto así prima? A pues hoy esta fresco aquí -dijo Charly- vamos por ese helado.

Narra Sam

Baje del taxi como dos horas después, cabaña aquí voy... Camine un par de cuadras y llegué a la cabaña, no había venido hace un tiempo, cada vez me es más difícil e incómodo. Pero sé que esta bien.

Entro a la cabaña despues de tocar la puerta 5 veces, era el código para saber que era yo a punto de entrar.

Entre a la cabaña y voy directamente al jardín, ahí esta una mujer con pelo gris y trenzado hasta mas abajo de los pechos, ojos café y cuerpo normal, ropa normal, piel oscura porque se bronceo de manera permanente hace dos años. Al verme me sonrió. Seguía siendo totalmente radiante, como siempre, pero diferente. Irreconocible. Con ustedes mi abuela, Alana Campos.

- Sam -dijo ella y me dio un abrazo.

- Hola Nonna Lana -dije abrazándola- me gusta tu nuevo look, te trenzaste el cabello.

Confía2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora