Capítulo Veinticinco

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Hoy Sebastian y Lena van a casarse

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Hoy Sebastian y Lena van a casarse.

Y aunque no debería, porque no es algo que me influya de forma directa, hasta yo estoy nervioso.

Los últimos días han sido un poco extraños, muy diferentes a mi rutina habitual, no solo por la actitud de mi mejor amigo, que casi se ha ganado que le tire algo a la cabeza de lo insoportable que ha estado, también por el hecho de que Mireia está aquí.

La cena con mi familia había sido un poco... caótica, pero no en el mal sentido de la palabra.

A mis padres les había caído muy bien y Mireia había sido encantadora, demostrando la buena educación que ha recibido y el saber estar que tiene cuando quiere. Había contestado todo lo que le habían preguntado, contando cómo es la vida en Barcelona y destacando algunas diferencias culturales que había notado al conocerme y cosas que para ella son muy normales pero que a mí me habían extrañado.

También se había ganado a mi abuela, que había aprovechado al saber que era médico para contarle todas sus dolencias, las pastillas que se tomaba a diario y ese tipo de cosas que a Mireia parecieron no importarle, ya que le respondió todas sus dudas con una gran sonrisa, pero que hasta a mí me resultaban aburridas.

Tampoco se había quejado cuando mi madre había intentado preparar platos típicos catalanes para que se sintiera como si estuviera en familia y estuviera muy cómoda, pero que la mayoría no eran de su tierra, eran de España en general, se había limitado a decir que todo estaba muy bueno y que agradecía el detalle.

Yo eso lo sabía porque esa había sido una de nuestras primeras conversaciones al conocernos, o mejor dicho, una de los primeros comentarios ridículos que había dicho y ella me había rebatido de inmediato, demostrándome lo clara y directa que era desde un primer momento.

Otra de las cosas de las que me había dado cuenta en esa cena, aunque ya me lo suponía, y que me preocupaba y alegraba a partes iguales, es que al lado de Sebastian y Lexie, Mireia es un peligro, son un trío peculiar. Ella les sigue demasiado el juego, entra en sus bromas y se las devuelve sin inmutarse.

Y aunque eso me gusta, porque ver cómo tu pareja encaja así de bien con tu entorno es una de las cosas que más suele angustiar, sé que mi paciencia va a estar casi al límite cuando nos juntemos, un poco como le pasa a Lena, que ya está más que acostumbrada a esas cosas del carácter de Sebastian.

—Estás espectacular, Mireia —comento al verla ya con el vestido que va a llevar a la ceremonia—. Estoy sin palabras.

En lugar de estar en mi loft nos estamos preparando en la casa en la que está mi familia, al igual que Sebastian. A él las tradiciones no le importan, pero al resto del mundo sí, sobre todo a la reina, por lo que no había podido dormir esa noche en palacio y va a prepararse con nosotros.

Verá a Lena en la catedral, como casi todos los invitados.

—No lo parece, estás hablando —apunta entre risas y me ajusta mejor la corbata, del mismo color que su vestido. Me la ha regalado ella esta mañana y a mí me ha parecido un detalle muy bonito—. Tú también estás muy guapo. Qué bien te queda ir en traje, me dan ganas de arrancártelo.

La verdad tras su sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora