Despedirme de James es una de las cosas más difíciles que he tenido que hacer a lo largo de mi vida.
Y sé, por la forma en la que me mira, lleno de dudas, con miedo, con mucho amor, porque eso se sigue viendo por mucho que la situación sea complicada, que él piensa lo mismo, que también le resulta complicado.
No quiero que se vaya, pero es lo que tiene que hacer, no voy a pedirle que se quede aunque es lo que deseo, no puedo ser tan egoísta, no cuando me duele ver cómo le está costando hacerse el fuerte. No me ha engañado estos días, aunque crea que sí, ha intentado centrarse en mí y he podido ver que su mirada tampoco es la misma, que en esos ojos que tanto me gustan hay una tristeza y decepción que no se van, han estado llenos de preocupación, esperando el momento en el que no pudiese más, en el que me rompiese.
Pero yo solo no quería sentir, ser capaz de sobreponerme a todas las emociones, no dejar que me vencieran. Nunca me ha gustado expresar lo que siento, he sido de guardármelo para mí misma como si nada ocurriese.
Esta vez hice lo mismo, pero me superó.
Miedo. Dolor. Culpabilidad. Tristeza...
No quería que esos sentimientos pudieran conmigo, me negaba, hasta que lo habían hecho y me había roto en la ducha. En lugar de sentirme mejor, había sido mucho peor porque todo se había vuelto más real y dolía aún más.
Y por eso había tomado la decisión de que se marchase.
James necesita tiempo para procesar todo y valorar si es capaz de aceptar que yo no le hubiera dicho lo que había, que me lo hubiese callado, que en ese sentido no hubiese confiado en él. Y yo también necesito el mío poder pensar con claridad y no sentirme culpable cada vez que lo miro por haber tomado una decisión.
Soy más que consciente de que, quizá, me había equivocado, que no habérselo dicho había sido un error del que estaba pagando las consecuencias.
Sin embargo, es lo que sentí en ese momento, y no puedo arrepentirme de una decisión que había tomado, porque nunca lo hago, acepto las consecuencias sean las que sean.
¿Volvería a hacerlo?, No lo sé, lo único que tengo claro es que lo haría todo muy distinto, pero de nada sirve que me coma la cabeza con cosas que no soy capaz de cambiar. Lo hecho, hecho está.
—Cuídate mucho —murmura James sin dejar de mirarme—. No hagas esfuerzos, ni...
—Tú también cuídate —añado al ver cómo aún no está muy convencido de irse y sonrío sin ganas.
—Mireia...
Sus ojos azules están llenos de todo aquello que sé, de lo que más de una vez he escuchado. Pero sigue habiendo ese matiz de dolor, ese que lo complica todo.
—Lo sé —lo corto antes de que lo diga—. Sabes que yo también a ti y mucho.
Puede que esta sea la última vez que nos veamos, aunque una parte de mí sabe que no va a ser así, él es demasiado correcto para dejarme por teléfono o videollamada. Si esa es su decisión, va a venir a Barcelona, porque no me hará ir a Estocolmo para eso, no es su estilo.
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La verdad tras su sonrisa
RomanceJames tiene un flechazo inmediato, y Mireia, aunque no lo admita, es consciente de que la tensión estalla cada vez que sus miradas se cruzan. **** Para James Watson, el día a...