19: "Una compañía"

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13 de octubre del 2018.

Victoria Velarde.

Le sonreí a Teresa agradecida, cuando me trajo una tartaleta individual de frambuesa al mercado, diciéndome que debía descansar, porque lucía cansada.

Se suponía que no me tocaba estar acá, sin embargo, como mi madre se estaba encargando del negocio sola y la noté muy atareada, decidí venirla a ayudar. Normalmente los sábados, cerrábamos más temprano, por lo que, mientras Carolina atendía a los pocos clientes que quedaban, intenté concentrarme en buscar recetas que pudiera utilizar en la boda de Giulia.

Pero no se me estaba haciendo muy fácil, especialmente porque la chica escogió a invitados con muchas alergias y se me hacía complicado no incluir alguno de esos alimentos.

—Bicho te ves estupenda —murmuró Ezequiel con evidente sarcasmo, al llegar a acompañar a su abuela en la tienda.

—Ni lo digas —mascullé, haciéndome un moño imperfecto—. Estoy tratando de avanzar algo en esto, pero... —apunté mi libreta llena de recetas rayadas y solté un suspiro, golpeando mi cabeza con el cuaderno—. No se me ocurre nada. Es que, ¿cómo quiere que no agregue nada de esto? —le mostré la lista que nos había dado la mujer, y al leerla, hizo una mueca.

—¿Y Sebastián? —rodé los ojos, negando.

—Es un idiota con el que tuve sexo hace una semana y al que le escribí varias veces para saber que le ocurría, pero aun así me ignoró —solté brusca—. Lo único que me puso fue: estoy ocupado, luego hablamos. Es un imbécil.

Mi amigo se carcajeó, haciendo que lo mirara con los ojos entrecerrados—. Perdón, perdón, es que se me hace divertido verte en esta situación, cuando tú misma dijiste: no me acostaré con él. Mírate ahora, con un lío en la cabeza y en el corazón —hice un amago de vomitar ante lo último que me dijo.

—No seas idiota, ¿sí?, tampoco es que me traiga loca. Fue un error, eso está más que claro, pero es porque, definitivamente, él no sabe llevar las cosas —suspiré, pasándome las manos por la cabeza frustrada—. ¿Qué debo hacer?, ¿acusarlo con Giulia?, ¿o irlo a buscar para agarrarlo de las greñas?, o sea, se supone que estamos trabajando juntos, sin embargo, creo que soy la única que está enfocando en esto.

—Bicho, no seas tan extremista, de seguro él tiene una buena explicación.

—¿Y por qué no me explica? —farfullé, cruzándome de brazos—. Yo soy muy capaz de entenderlo.

—A veces las personas no confían tan rápido en alguien que recién conocieron. Además, Lucía me comentó algo sobre una pequeña reunión que iban a hacer los Henderson para Giulia.

—Genial, hasta ella te cuenta las cosas, ¿por qué él no me puede contar eso tan simple?

—Lucía y Sebastián son personas diferentes. Ella confía más rápido en las personas que la rodean —chasqueó la lengua—. Ahora que lo recuerdo, hablé con Macarena y me dijo que Darío viajará por la universidad, tiene un intercambio.

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