21: "Eso no pasará, Sebastián"

31.3K 1.9K 345
                                    

|Editado|

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

|Editado|

N.A: La canción se llama Heaven de Julia Michaels.

14 de octubre del 2018.

Victoria Velarde.

Toda mi vida he luchado con el hecho de mis ganas de dormir infinitas. Desde muy pequeña me levantaba tardísimo todos los días, y aun así tenía ganas de seguir durmiendo. Por lo mismo, mis padres claramente se preocuparon pensando que era anemia o algo parecido, pero al llevarme con un especialista, se dieron cuenta que estaba totalmente sana. Como a mi madre jamás le gustó que fuera una vaga hasta esas horas, comenzó a inscribirme en muchos talleres que precisamente comenzaban en la mañana para así sacarme de la cama.

Ya cuando fui creciendo, regulé un poco esto, sin embargo, para mí los domingos son sagrados. Son un sinónimo de dormir hasta tarde y siempre cuido aquel día para que nada interrumpa mi siesta, pero al parecer hay gente que no entiende eso.

Abrí un ojo al sentir mi celular sonando con insistencia. Bufé, limpiando el hilo de saliva que bajaba por mi mentón y contesté sin ver quien era.

—¿Sí? —murmuré irritada.

—¿Estabas durmiendo? —peor fue oír su voz luego de no haberme llamado en una semana. Definitivamente tenía que matar a Sebastián.

—Genial, mi mañana empeora —mascullé, tratando de acostumbrarme a la luz, y lo escuché reírse, lo que logró que me estremeciera. Ah, maldita sea el efecto que causa en mí.

—Nena, son las tres de tarde —informó, un tanto divertido. Ahora quería golpearlo—. No puedo creer que estés durmiendo a esta hora.

—Sebastián, estaba tranquilamente durmiendo y tu interrumpes eso, así que por si no te has dado cuenta estoy realmente molesta contigo —soltó una carcajada burlándose de mí, por lo que, fruncí el ceño—. Bueno lo que sea. ¿Qué es lo que quieres?

—Pero que amorosa eres recién despertando —se mofó de nuevo y yo gruñí por lo bajo. Este hombre quiere acabar con mi paciencia.

Carraspeé—. Lo lamento señor, dígame... ¿a qué debo su hermosa llamada? —fingí un tono dulce, haciéndolo chasquear la lengua.

—Creo que me agradas más con tu lengua viperina —sonreí inconscientemente, pero cambié mi expresión demasiado rápido al darme cuenta de lo que acababa de hacer—. Te llamaba para que vinieras a mi pent-house —rodé los ojos. Olvidaba que este espécimen sudaba dinero.

—¿Se puede saber para qué?

—Por si te olvidas tenemos que planear las recetas para la boda de mi hermana.

—Pues yo no soy la que lo olvidaba —murmuré jugando con la sábana. Un silencio nos invadió, así que carraspeé, queriendo disiparlo.

—Solo ven a las siete

Love of Cooking ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora