⚠️• Contiene escena +18 explicitas•⚠️
Victoria Velarde es una chica de 23 años, que sueña con poder abrir un gran restaurante para demostrar sus dotes culinarios y las recetas que le enseñó su padre antes de morir.
Sin embargo, nunca se le ha prese...
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|Editado|
19 de octubre del 2018.
Sebastián Henderson.
Mi mal humor se empeñaba por no desaparecer y aquello me estaba pasando malas jugadas en mi vida privada. Después de la discusión que tuve con Victoria, en la que perdí los estribos y quedé como el villano de la película, me fui directamente a mi pent-house y no pude pegar un ojo en toda la noche.
En mis pensamientos admití que estuvo mal lo que le dije, pero cuando intenté llamarla para disculparme, algo me lo impidió. Claro, está el hecho de que no suelo pedir perdón muy seguido, ya que, siempre me ha parecido muy difícil expresar lo que siento y que ahora deba ir donde una extraña y decir "Lo siento", tampoco me hacía mucha gracia.
Si bien, yo solo quería demostrarle que ella podía hacer cosas mejores y que había notado su insatisfacción con las recetas, al verla tan alterada contra mí, no medí mis palabras, por lo que terminé embarrando el buen ambiente que nos rodeaba.
—Sebastián, ¿me estás escuchando? —levanté la mirada rápidamente, encontrándome a Giulia con el ceño fruncido—. ¿Está todo bien?, te noto un tanto distraído —cuestionó con tinte de preocupación.
—Claro, no es nada, de hecho, todo va de maravillas —agarré unos papeles de su escritorio y de reojo vi como hizo una mueca sin creerme nada.
—Si sabes que me puedes decir lo que sea, ¿cierto? —asentí, sonriéndole.
—Gi, no te preocupes, de verdad no pasa nada —al darse cuenta que no daría el brazo a torcer, suspiró negando. De inmediato cambié de tema—. Oye, de casualidad, ¿no tienes alguna sugerencia que nos quieras dar sobre los platillos para ese día?, creo que nos estamos quedando sin ideas con... —me quedé en silencio, recordando que debo arreglar las cosas con ella de alguna manera u otra.
—Victoria —completó la chica al frente mío, lo que me hizo emitir un "Mjum" inaudible—. De verdad no puedo creer que se lleven tan mal que ni siquiera puedas decir su nombre. Sebastián, debes dejar de comportarte como un crío —bufó, cruzándose de brazos.
Abrí la boca, indignado, decidido a protestar—. Créeme Giulia, no nos llevamos tan mal, pero tampoco me pidas que seamos amigos. Yo creo que alguno de estos días me terminará —pasé mi dedo índice por mi cuello, simulando un corte, lo que la hizo reír.
—Eres un exagerado —suspiró para finalmente negar—. Respondiendo a tu pregunta, no tengo ninguna sugerencia, por algo les di ese trabajo a ustedes dos, sé que lograrán algo magnifico. Confío en que así será.
—Eso espero. Al menos espero que logremos coincidir en algo —murmuré, desordenando mi cabello.
—Hablando de ella, no la he visto hace mucho, ¿tú la has visto?, sé que viajaste y tuvieron que pausar durante esos días sus encuentros.
