Extra I - Lucas White

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9 meses después del nacimiento de Peyton.

Sebastián Henderson.

Observé de reojo a Peyton jugar con los autos de juguete de su hermano, mientras cocinaba el almuerzo, para cerciorarme de que se encontraba bien. No obstante, cuando se fijó en mí, comenzó a gatear hacia mí, así que detuve lo que estaba haciendo para fijarme en ella.

—Papapa —la pequeña al llegar, se afirmó de mi pierna para levantarse, sin embargo, le faltó impulso porque se cayó de trasero al suelo. Le sonreí fijándome en el verde de sus ojos y cuando comenzó a hacer un puchero, me agaché. Es tan parecida a Victoria, que realmente creo me volveré loco. ¿Será mi karma?

—Ven acá, amor —la tomé en brazos, besándole la mejilla, después, se inclinó a sacar una cuchara de palo y comenzó a juguetear con eso.

—Ma —murmuró, chupando la cuchara. A Victoria no le gustaba mucho que mordiera cosas tan duras porque temía que se pegara muy fuerte en uno de sus dientecitos de leche, así que, por lo mismo, se la quité con cuidado y la llevé a la sala. Para que no se aburriera, prendí la televisión, dejándola en la alfombra junto a Dago, el nuevo integrante de la familia, un cachorro.

Lamentablemente hace unos cuatro meses, Baxter falleció mientras dormía. Eso generó que Harper y Jason, los que eran muy apegados a él, pasaran tristes día y noche. Con Victoria tomamos la decisión de adoptar a un cachorrito para los chicos, solo que esta vez, fue Peyton la que se encariñó muchísimo con él, tanto así que, si la niña no lo ve durante todo el día, se echa a llorar.

—¿Mama? —la pequeña cuestionó, mirándome.

—Mamá salió con tus hermanos a comprar ropa —le conté, besando su frente.

El timbre de la casa sonó, asustando a Peyton, por lo que la chica tomó mi mano con desespero, sin despegar la mirada de mí. A comparación de los mellizos, mi hija menor llora por casi todo, y es por esa razón que siento una necesidad de darle más protección que a los demás. Temo no estar ahí para ella cuando se rompa emocionalmente.

—Tranquila preciosa, no es nada, no pasa nada —su labio inferior tembló, por lo que la atraje a mí, abrazándola. Dago corrió a la puerta ladrando, así que solo escuchando eso, sabía que no era mi esposa, ya que él nunca ladraba al sentir el olor de los chicos y de Victoria—. Vamos a ver quién es, ¿sí?.

Me acerqué, calmando a Dago, luego, abrí la puerta, topándome con Sophie, mi ex novia, quien traía una sonrisa de oreja a oreja y un coche negro que Peyton miraba con curiosidad.

—¡Sebas, hola! —chilló emocionada, así que le sonreí para no ser tan arisco. Ella no cambiaba en nada, excepto que su cabello pelirrojo estaba más corto que antes y que ahora estaba felizmente casada.

—Sophie, no sabía que venías —los dejé entrar amablemente y el cachorro se fue a echar mucho más tranquilo a su casa al notar que no era ningún peligro.

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