|Editado|
Actualidad
23 de septiembre del 2018
Victoria Velarde.
Me subí a mi motocicleta con rapidez y disfruté del viento golpeando mi cara, espantando mis preocupaciones. La sensación de adrenalina que sentía cada vez que me montaba en la moto era inexplicable, como un revoltijo de todas las emociones mezcladas, pero me encantaba.
Los mechones de cabello que se escapaban de mi peinado mal hecho, se movían para todos lados, tapando mi campo de visión, lo que me recordaba no volver a cortarme tanto el pelo.
En un semáforo en rojo, acomodé mi cabello nuevamente, sin embargo, mi mano se detuvo abruptamente en la acción. Me observé a través del espejo retrovisor, confirmando lo que acababa de recordar.
Olvidé el casco y si mi madre me veía, me mataba.
Literalmente.
No es que siempre fuera tan irresponsable, pero esta vez tenía la cabeza en las nubes, debido a que iba tarde al trabajo familiar y sabía que me tendría que llevar una sanción de parte de mi madre.
Bajé la velocidad al entrar al barrio para comenzar a saludar a todos.
El barrio Tasty consistía en una calle llena de tiendas pequeñas especializadas en comidas, postres, dulces, entre otras cosas relacionadas con la cocina y a pesar de ubicarse en una zona no muy transcurrida, este lugar era muy visitado por la gente, debido a la buena fama de los sabores que brindan nuestras comidas. Pero eso no es lo que más me gusta de aquí, sino que somos como una familia. Nos conocemos entre todos, y nos ayudamos cuando lo necesitamos.
—¡Vicky! —la señora Teresa, encargada de los mejores dulces del barrio, levantó la mano en señal de saludo.
—¡Hola Tere! —le sonreí mientras pasaba por su lado—. Se ven buenos esos alfajores, guárdame uno.
—Eso no se pide, ya lo tengo apartado. Pásate por acá más rato y te lo doy —asentí sonriéndole agradecida y seguí mi camino.
Ya estaba al tanto de que iba a morir en cuanto mi madre me viera, pero, ¿qué les puedo decir?, me gusta correr riesgos.
Aparqué mi transporte fuera del mercado, el cual es donde se ubican los negocios más pequeños que no les alcanza para arrendar una tienda y en el que nos situamos con mi mamá.
—Hola Hugo —lo saludé apoyándome en la única mesa que tiene su espacio. Él me sonrió con evidente felicidad de tenerme allí y apuntó su olla.
—Hola Vicky, ¿quieres probar?, así me dices si le falta algo —me tendió una cucharada de su especialidad, una sopa perfecta para cuando los ánimos decaen, y la saboreé—. ¿Y?, ¿Qué tal?
ESTÁS LEYENDO
Love of Cooking ✔️
Roman pour Adolescents⚠️• Contiene escena +18 explicitas•⚠️ Victoria Velarde es una chica de 23 años, que sueña con poder abrir un gran restaurante para demostrar sus dotes culinarios y las recetas que le enseñó su padre antes de morir. Sin embargo, nunca se le ha prese...