34: "¿Estás enamorada?"

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4 de diciembre del 2018.

Victoria Velarde.

Le mandé un mensaje a Sebastián avisándole que ya estaba por entrar a la tienda de los vestidos junto a su hermana y que no se preocupara por venir a buscarme.

Al inicio del día, Sebastián me había llamado para invitarme a salir a comer, no obstante, había olvidado que precisamente hoy, me tocaba acompañar a Giulia a ver el vestido de novia, el que se debía probar para ver si hacerle algún cambio.

Y aunque me muriera por pasar un poco más de tiempo junto a él, estaba agotada. Durante todo el día estuvimos viendo las preparaciones de la boda, porque cada vez falta menos, sin embargo, no ha sido el día más cansador. Desde el primero de diciembre, que, ni Sebastián ni yo, nos hemos podido ver constantemente, gracias a la concentración que requerían los últimos arreglos de la ceremonia. En caso de que Giulia quiera cambiar algo, tendremos que correr para arreglarlo, pero, al menos, el personal que nos apoyará con la preparación de las comidas del menú, estaba listo y eso me tenía tranquila.

El sol ya se había escondido, cuando nosotras, al fin, entramos a la boutique—. Buenas noches, soy Giulia Henderson y venimos a ver mi vestido de novia.

Macarena, con quien ya limé asperezas y retomamos la amistad, también nos acompañó, además de Martina, la mejor amiga de Giulia, quien se veía extremadamente feliz por la prometida.

—Acompáñenme, ya les apartamos sus vestidos.

A pesar de que me tuve que negar a ser una dama de honor para Giulia por mi rol en la cocina durante la celebración, ella igual quería que vistiera como si lo fuera, así que las tres debíamos probarnos los vestidos que había escogido la novia.

—Te estás cuidando con Sebastián, ¿cierto? —cuestionó mi mejor amiga, mientras esperábamos a Giulia fuera del probador—. Digo, me encantaría tener pequeños sobrinitos, pero...

—No digas tonterías Maca, no tendremos hijos, al menos en mucho tiempo más. Claro, si es que seguimos juntos —le recordé—. Además, por supuesto que nos estamos cuidando, yo tomo las pastillas anticonceptivas y a veces usamos los condones —dije mirando los vestuarios que Giulia seleccionó para nosotras. Estaban preciosos—. ¿Y tú con Ian?

La vez que hablamos para ponernos al corriente, descubrí que ellos habían comenzado una especie de ayuda mutua, porque Macarena aún no encontraba a alguien que le gustara realmente para casarse y su padre la estaba presionando demasiado. Así que, aprovechando la situación, habían llegado a un acuerdo en el que ambos se beneficiarían. Aunque yo seguía sin comprender como es que Ian se beneficiaría de todo esto.

—Sí, estoy con la inyección y también utilizamos condones.

—¿No crees que a Ian ya le gustabas desde antes? —cuestioné—. Digo, es muy raro que de la nada te propusiera esa ayuda.

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