Capítulo 36: contra la inquisición

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La tregua finalmente se ha firmado entre los dos bandos por lo que, durante una semana, Albión podrá tomar un respiro de la guerra. Cuando lo oyeron todos estaban ocupados haciendo los preparativos para los próximos días festivos y Londinium, la capital de Albión, no fue la excepción.

Oficialmente las fiestas han comenzado y para ser el primer día en todas partes en el área de los plebeyos se puede ver gente yendo y viniendo mientras disfrutan del ambiente festivo. Se puede ver una gran cantidad de puestos vendiendo comida o recuerdos, en otros lugares se puede ver varios artistas ambulantes haciendo sus presentaciones. Pese a que el pentecostés inicia oficialmente en la noche, la ciudad ya está llena de espíritu festivo a tal grado desde primera hora de la mañana.

Aunque muchos de los nobles vieron con malos ojos la idea de firmar una tregua, al final tuvieron que aceptarlo a la fuerza, más considerando que su actual rey fue alguna vez una figura religiosa importante. Pese a eso, la mayoría de los nobles igualmente pudieron relajarse y celebran el pentecostés en sus casas a su manera.

Irónicamente, la persona por la que decidieron aceptar la tregua para festejar el pentecostés no estaba para nada relajado disfrutando todo esto.


Cromwell

-tsk. Esto es una pérdida de tiempo.


Originalmente Cromwell; el actual rey de Albión, consideró innecesario y ridículo la idea de una tregua con el enemigo, pero al final fue convencido de que era necesario, que de lo contrario se ganaría el rencor de sus súbditos y en especial de la gente de la inquisición.

Aunque formalmente están en tregua, el rey Cromwell está pensando la manera de usar la tregua a su favor, pero con el ejército y los nobles dándole el visto bueno a la tregua es poco lo que puede hacer de inmediato por lo que se está limitando a pensar en lo que ocurrirá después de la tregua.


Cromwell

-si tan solo esa inútil de Sheffield estuviera aquí las cosas podrían ser de otra manera.


Recordando lo hábil que Sheffield era con las herramientas mágicas, en especial las marionetas, Cromwell lamenta que ella no esté ahí para ayudarle a dar un duro golpe al enemigo, sin embargo, ni siquiera tiene tiempo de pensar en ello.


Sirviente

-su alteza, alguien solicita verlo.


Cromwell

-¡¿Otra vez esos tipos?! ¡solo diles que estoy muy ocupado!


Una vez aceptada la tregua hubo mucho movimiento en ambos bandos, y dentro del bando del rey Cromwell los que más se movieron fueron todos aquellos de la inquisición. El pentecostés era considerado una de las fiestas religiosas más importantes a tal punto que marcaba el fin y el comienzo de un nuevo año y como cabría esperar de la inquisición, con la paz firmada ellos fueron los responsables, involuntariamente, de esparcir el espíritu festivo a través de toda Londinium lo que hizo que el rey Cromwell se quedara con tan pocas opciones para actuar contra el enemigo.

Y por si eso no fuera suficiente, muchos de los creyentes más devotos de la inquisición querían que el mismo Cromwell se encargara de toda la ceremonia religiosa del primer día del pentecostés. Aunque Cromwell oficialmente fue coronado como rey, para los de la inquisición eso era algo sin importancia considerando que querían convertir a Albión; y por consiguiente a su capital Londinium, en la nueva capital religiosa, para ellos; al menos para los que lo habían estado molestando, Cromwell no era un rey sino el nuevo papa que marcaría una nueva era en todo Halkeginia, razón por la cual seguían insistiendo en que fuera el encargado de toda la ceremonia religiosa.

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