ventuno ✔︎

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Kim estaba confundido ante las palabras de Yoongi, ¿por qué lo buscarían a él? Es lo que se preguntó el alfa. JiMin bajó del carruaje, justo en el momento que Min dijo esas palabras.

Un atacante de Daegu bajó de su caballo y se acercó al rubio con una sonrisa maligna en su rostro, aquello puso alerta a TaeHyung, quién se confundió al ver que Yoongi no retrocedía.


— Príncipe, es un honor estar cara a cara con usted. — el hombre hizo una reverencia, mientras que TaeHyung y Jimin seguían confundidos.

— ¿¡Qué hacen aquí!? — preguntó el omega.

— Su padre, el rey, nos ha mandado a buscarlo.

— Creí haber dejado en claro que no volvería allá. — gruñó el omega.

— Su padre a estado buscándolo desde que fue capturado por estos. — el hombre se refirió a TaeHyung y JiMin.

— ¡Yo no fuí capturado! ¡Yo me fuí del castillo! — el rubio gritó.

— Grave error, príncipe. — dijo el hombre agarrando una espada.

— Si no quieres tener problemas con el rey, será mejor que sueltes eso.— Min apuntó la espada.

Aquel hombre guardó la espada. Pero en cuanto menos se lo esperaban, agarró al rubio del brazo, casi jalándolo hacia él. Yoongi gritó sorprendido y TaeHyung se acercó rápidamente hacia ellos con intención de proteger a su omega.

— ¡Suéltalo! — Kim gruñó con fuerza.

— Él debe volver con su padre a Daegu.

— ¡No dejaré que te lo lleves! — el pelinegro usó su voz de mando — Aléjate de él.

TaeHyung agarró una de las espadas de uno de sus guardias y la puso en el cuello de aquel hombre que se atrevía a tocar a su omega. El hombre al tener al rubio en brazos, no podía defenderse, por lo que uno de sus hombres se acercó, pero los guardias de TaeHyung se pusieron alertas y sacaron sus espadas. El hombre, sin ninguna otra escapatoria, soltó a Yoongi, pero corrió rápidamente al grupo de atacantes.

— Ustedes han decidido. La guerra llegará en cualquier momento. — el hombre sonrió y todos fueron testigos de ver como el grupo de Daegu se iba con rapidez.

El rey y los omegas, volvieron a entrar al carruaje. Yoongi estaba nervioso, se había revelado su mayor secreto y temía lo peor. Por otro lado, JiMin y TaeHyung aún estaban procesando tal información.

— Yoongi... ¿Por qué no nos dijiste?— cuestionó Kim aún perdido.

— Y-Yo... Quería empezar una nueva vida. Olvidar mi pasado. — al menor se le cristalizaron los ojos.

— Eres un príncipe y no nos dijiste. — TaeHyung trataba de sonar calmado.

— L-Lo siento... N-no quería e-empezar una guerra. — el rubio empezó a sollozar.

— ¿Por qué escapaste? — preguntó JiMin tratando de calmar el ambiente.

— E-Ellos me mal-maltrataban demasiado. — el rubio sollozó.

— ¿De qué manera? — preguntó el alfa.

— Soy el único heredero de Daegu. Al ser omega, todos me despreciaron, porque no pude asumir el trono. — el menor cubrió su rostro con sus manos — Pero mi maltrato era horrible. Siempre decían que era un inútil y débil, me golpeaban tanto y siempre usaban la voz de mando.

— ¿C-Cómo yo le ha-hacía a SeokJin? — el alfa preguntó.

— Era diferente. En Seúl al haber dos heredero, nadie le tomó importancia a que Jin fuese omega. Tú fuiste alfa, por lo que solo ignoraban a SeokJin, — el menor trataba de clamarse — pero yo no tengo hermanos que puedan ser alfas, por lo que la atención siguió en mi. Allá no solo mi padre me maltrataba, sino que todo el pueblo.

— ¿Por eso escapaste? — preguntó JiMin y el rubio asintió.

TaeHyung se acercó a su omega y lo abrazó, tratando de reconfortarlo. De allí hasta el castillo nadie dijo ni una palabra más.

Pero TaeHyung sabía que la guerra empezaba y debía decirle a Namjoon de eso.

[...]

Los tres llegaron al castillo, lo primero que hizo TaeHyung, fue hacer una carta donde le decía a Namjoon que la guerra había comenzado.

Yoongi se había ido a la habitación, no se sentía bien sabiendo que la guerra empezaría por su culpa. Se lamentaba de haber escapado, de haber entrado a ese castillo. Pero nunca se arrepintió de haberse emparejado con el alfa.

TaeHyung entró a la habitación, llamando la atención del rubio. El omega al verlo bajó el rostro, pues aún sentía la culpa en él.

— La carta ya fue mandada a Busan. También mandé una a Goyang.

— ¿Goyang? ¿No es ese el reino vecino?

— Así es. Espero que el rey Jeon Jungkook acepte ayudarnos. — suspiró pesadamente el rey.

[...]

El rey y los omegas se encontraban desayunando tranquilamente. La puerta se abrió, dejando ver a un sirviente. Ese mismo que entrega las cartas.

— Su majestad, han llegado unas cartas. Una es de Goyang y la otra de Busan. — el sirviente se acercó al rey y le entregó las cartas.

El sirviente se retiró tras hacer una reverencia. El alfa agarró la carta de Goyang primero y la empezó a leer cuidadosamente.

— El rey Jeon ha aceptado ayudarnos en cuanto ataquen. — el rey suspiró aliviado.

— ¿Y qué dice la de Namjoon? — JiMin preguntó.

— La voy a leer. — dice el alfa y es lo que hizo.

Leyó también cuidadosamente la carta. Pero lo que venía en ella le impacto tanto que no pudo esconder su sorpresa.

— ¿Qué pasa? — preguntó el rubio al ver la cara de su alfa.

— Daegu ya ha atacado Busan. — el rey gruñó — Namjoon dijo que lograron ir al castillo y estaban apunto de matar a SeokJin.

Ambos omegas jadearon sorprendidos. — ¿¡Cómo!? ¿¡Está bien!? — Yoongi preguntó.

— Al parecer están atacando a Jin por ser mi hermano. — el alfa frunció el ceño — Nam dice que mandó a Jin aquí.

— ¿Por qué lo mandaría aquí? Es igual de peligroso. — JiMin dijo.

— Pero Daegu está al lado de Busan, además de que Seúl es más fuerte que Busan.— Kim respondió.

— ¿Y cuándo llegará? — El rubio preguntó, pero justo en ese instante, un sirviente entró al comedor.

— Su majestad. Su hermano está aquí.— aquel sirviente dijo y se retiró.

Los tres se levantaron de la mesa. Salieron apresuradamente y cómo esta vez no estaban preparados para la llegada de Kim SeokJin no habían sirvientes ni nada, pero en ese momento, no importaba.

SeokJin bajó del carruaje con ayuda de un guardia de Busan. Se acercó a la puerta del castillo que fue abierta para él. Adentro no había nadie recibiéndolo, pero fue testigo de ver como TaeHyung, Yoongi y JiMin corrían a la entrada, y en cuánto el pelimorado los vió, empezó a llorar.

𝙈𝙔 𝙆𝙄𝙉𝙂 ➸ 𝘛𝘢𝘦𝘎𝘪ᵃᵈᵃᵖDonde viven las historias. Descúbrelo ahora