Min Yoongi ✔︎

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Cuatro años atrás.

— ¡Papá, por favor, déjame salir! — gritó el rubio omega desde el interior de su habitación.

— ¡No iras a ningún lado!

— ¿¡Por qué no me dejas ir a ningún evento!? — la voz del rubio se escuchaba entrecortada.

— No tienes razones para ir, solo es la boda de Kim Namjoon y el príncipe de Seúl, Kim Seokjin.

— Ni siquiera me dejaste ir a la boda de los nuevos reyes de Daejeon.— sollozó.

— Acababa de pasar una semana desde el funeral de Taemin ni siquiera yo asistí.— se excusó.

Así era la vida de Min Yoongi, estar encerrado en el castillo sin poder salir. Hace apenas unas semanas su padre omega había muerto, y no sabía el porque, su padre nunca le dijo nada.

El maltrato del pueblo siempre iba hacia él, lo culpaban de todo.

El rubio omega de dieciséis años sollozó, sabía que de ahora en adelante su vida iba a ser horrible. Su papá Taemin siempre se encargaba de defenderlo de malos comentarios y de los maltratos, pero ahora él ya no estaba.

[...]

Un año pasó desde la muerte de su padre omega, ya no soportaba estar allí, quería largarse. El rubio arremangó la gabardina que traía puesta, viendo todos aquellos hematomas que tenía en su brazos y sollozó.

Aquel día su padre no estaba presente, había ido a la coronación de un tal Kim TaeHyung en quien sabe donde y tampoco le importaba aquello.

El rubio se acercó a una pared, donde había una pintura de su fallecido padre. Suspiró pesadamente y sus lágrimas siguieron cayendo; lo extrañaba tanto. Junto a esa pintura, había una donde él tan solo tenía cinco años, era muy feliz en aquel entonces; su papá omega lo cargaba y le sonreía mientras su papá alfa le daba un beso en su mejilla, extrañaba esos tiempos donde Minho era un buen padre y lo defendía de todo a él y a Taemin.

Yoongi salió de su habitación, tenía hambre y la cena ya debía estar servida. Mientras caminaba por el castillo, uno que otro sirviente le daba una mirada de asco, no podían creer que el único heredero al trono fuera un omega.

Aún cuando todos lo odiaban, nadie se podía acercar, después de todo seguía siendo el príncipe y lo debían respetar, aunque había uno que otro que se pasaba de listo y lo agredía, pero su padre inmediatamente lo mandaba a la guillotina.

Una vez le pasó que estaba en su habitación y decidió salir al jardín pero camino hacia allá su celo había llegado, su aroma atrajo la atención de uno de los guardias alfa. Aquel día casi fue abusado por un alfa, hasta que su padre sintió el miedo de Yoon a través del lazo familiar y fue hasta él, matando inmediatamente a aquel alfa.

Yoongi aveces se confundía, su padre lo protegía de otros pero él mismo lo maltrataba y aquello realmente le molestaba, había veces en las que creía que su padre lo quería y otras en la que creía que lo odiaba.

[...]

Dos años ya habían pasado desde el fallecimiento de su padre, en aquellos momentos su padre alfa lo acababa de golpear y él se encontraba sollozando en su cama pero él no dejaría que esto siguiera, que lo siguieran maltratando.

El rubio se acercó a su armario y sacó una capucha rojiza con bordes plateados y con sigilo se fue hasta la entrada del castillo. Logró abrir la pesada puerta y no se molestó en cerrarla, luego salió corriendo. Unos guardias que lo reconocieron le empezaron a gritar que volviera, pero él no lo haría.

Así fue como salió de Daegu, dispuesto a ir al reino vecino, Busan pero el rubio no se quedaría allí, él iría lo más lejos posible de Daegu.

Le tomó algunas horas llegar a Busan caminando, mientras caminaba por el pueblo, vió a mucha gente reunida en un solo punto, había un carruaje azul en medio de todo. La gente se amontonaba y alguien rubio salió junto con alguien de cabello castaño, pero decidió ignorarlos. Yoongi caminaba por el pueblo intentando ocultarse hasta que sintió a alguien tomar su brazo.

— Príncipe, por fin lo encontramos. — el rubio reconoció a uno de los guardias de Daegu.

El rubio empezó a correr lejos. Mientras Yoongi corría, sintió chocar con alguien y el omega cayó al suelo.

— Oh, lo siento. No ví por donde iba.— una dulce voz le dijo aquello y la misma persona le tendió una mano.

Min agachó la mirada, reconoció a la persona como el rubio que había salido del carruaje hace unos momentos.

— P-Perdóneme usted a m-mi, es que iba con prisa. — Yoongi hizo una reverencia, sabiendo que ellos eran gente de la realeza.

Probablemente los reyes de Busan.

[...]

Así paso una semana, en la que Yoongi se tardó en llegar a un extraño lugar. El omega no sabía donde se encontraba, solo sabía que estaba lejos de Daegu.

Durante aquella semana había sido acogido por una amable anciana que le dió de comer, alegando que él se veía muy flaco. Después de eso la vieja omega le dió una cama donde dormir. Cuando amaneció, el joven omega le agradeció a la mujer y siguió caminado hasta otro lugar.

Después de horas más de caminata, llegó hasta un pueblo; el pueblo se veía mal, con pobreza extrema, las casas feas y pequeñas. Había oscurecido y ya era de noche, el omega notó que a pesar de que el pueblo era pobre, la gente parecía ser feliz, habían algunos niños riendo y corriendo por doquier.

— Disculpe... — una voz le llamó la atención, un pequeño cachorro estaba junto él.

— ¿Sí, qué necesitas? — preguntó el rubio.

— ¿Tiene usted comida? — cuestionó — Es que mi mamá y yo no hemos comido desde ayer y mamá no tiene más dinero.

— ¿El rey no le da dinero al pueblo? — preguntó frunciendo el ceño.

— Mamá dice que el rey es un tonto que no se preocupa por nosotros.— rió inocente el cachorro.

El rubio frunció el ceño y tomó todo el dinero que había guardado antes de irse de Daegu, era una bolsa llena de monedas de oro.

— Cómprense comida con esto. — el rubio le tendió todo el dinero al pequeño.

El pequeño cachorro le agradeció y se fue con su madre para mostrarle lo que el rubio le había regalado. Por otro lado, Yoongi estaba furioso con quien fuera el rey de aquel pueblo.

Min siguió caminando, pero luego de un esto una fuerte tormenta había empezado. El omega caminó hasta que llegó a un gran castillo; el rey de aquel pueblo tan destruido debía estar allí, por lo que se acercó hasta allá.

— ¡Omega! — gritó un guardia captando la atención de aquel joven omega con capucha roja— ¡No tienes permitido estar aquí!

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𝙈𝙔 𝙆𝙄𝙉𝙂 ➸ 𝘛𝘢𝘦𝘎𝘪ᵃᵈᵃᵖDonde viven las historias. Descúbrelo ahora