Las flores comenzaban a hacerse presentes en los árboles de la ciudad y la leve ventisca de principios de primavera era algo que llenaba el ambiente de una manera agradable, casi como si fuera un dulce beso luego del frío aplastante del invierno.
Esa época era la favorita de Nina Berner, amaba el perfecto clima que no la hacía sentirse exhausta cada vez que salía de clases, también utilizar esos bonitos vestidos florales que su padre le compraba todos los años, y no iba a negar que el ambiente romántico que inundaba a las personas cuándo las flores se hacían presentes era algo bastante fascinante.
Pero no podía disfrutar de ese maravilloso clima en ese momento teniendo una de sus amadas clases de ballet, todo por un idiota que se había robado las llaves del salón de costura, y ella, como la presidenta del comité estudiantil, debía hacerse cargo de la irresponsabilidad ajena, por esa misma razón estaba allí, un lunes por la tarde, recorriendo los largos pasillos por si se encontraba con algún alumno sospechoso.
Lanzó un pequeño suspiro mientras se encaminaba al dichoso salón de costura, ese salón que sólo pocos alumnos utilizaban, la mayoría eran chicas que sólo querían apuntarse a algún club, ya que en su escuela era obligatorio asistir a uno, excepto que estés dentro del comité tal y como Nina lo hacia. Era obvio que la idea más inteligente era ir hasta ese salón y, con la llave de repuesto que le entregó la presidente del club, esperar a que el o la graciosilla entrase al salón.
Pero en el mismo instante en el que intentó abrir la puerta se percató que esta ya estaba abierta, frunció el ceño al ver eso y comenzó a empujar levemente la puerta, dejándola entreabierta para poder ver a través de ella. Realmente se esperó cualquier escena, desde dos alumnos teniendo intimidad, hasta encontrarse con algún compañero bebiendo, fumando tabaco o alguna sustancia alucinógena, pero podría jurar que nunca, en sus diecisiete años de vida, creyó ver lo que sus ojos estaban presenciando.
Ahí, justo frente a ella, sentado en una de las áreas de costuras y con sus manos en una de las máquinas, se encontraba nadie más que el castaño de ojos ámbar que, desde la primaria, era el orquestador de todos los problemas en su salón. Jean Kirstein estaba cosiendo un trozo de tela que ella no podía ver con exactitud, mientras sus largos cabellos castaños se encontraban siendo contenidos por pequeñas hebillas rosadas y las mangas de su camiseta estaban dobladas para no engancharlas con la máquina. El chico malo de la escuela estaba demasiado concentrado en su acción y unos audífonos lo alejaban totalmente de la realidad, pero aún así Nina no pudo evitar cubrir su boca con una de sus manos para no lanzar un sonido de asombro.
Cuándo estuvo apunto de increpar al castaño escuchó un insulto de su parte antes que la misma máquina de coser comenzara a hacer un ruido que a Nina le demostraba que la tela se había trabado, pero Jean no sabía exactamente que hacer con eso y no pudo hacer más que golpear la mesa con brusquedad mientras intentaba quitar el trozo de tela que la pelirroja todavía no podía ver.
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Queen of disaster; Jean Kirstein
Fanfiction"Me tienes dando vueltas como una bailarina. Eres el chico malo con el que siempre soñé. Tú eres el rey y, cariño, yo soy la reina del desastre." Jean Kirstein no era el típico chico malo que todo el mundo creía y nadie mejor que la reina del desast...