Nina odiaba las noches de verano, más en específico esas dónde sabía bien que su padre biológico no trabajaría al día siguiente. El verano significaba que su progenitor beberia de más con la simple excusa de tener sed, pero su madre y ella sabían muy bien que eso era mentira.
La cabecilla rojiza estaba cubierta por sus sábanas, rezando en silencio que la cerradura sirva durante esa noche. Pero era obvio que ningún ser superior estaba de su lado, no lo hizo durante todos sus años de vida, mucho menos lo haría esa noche. La pequeña niña comenzó a temblar cuándo escuchó la puerta de la casa abrirse y no tardaron en oírse unos pasos algo torpes demostrando que claramente su padre estaba totalmente ebrio y eso no era una buena señal.
Un fuerte golpe se escuchó en el pasillo de la habitación de sus padres y todo porque las paredes eran lo suficientemente delgadas como para que la pequeña Nina escuchara absolutamente todo lo que ocurría detrás de éstas. La pobre niña sabía exactamente que estaba ocurriendo con su madre en ese momento y sólo rogaba que al día siguiente pudiera despertar, era lo que pedía todas las noches, pero sabía que algún día sus rezos ya no servirían.
La puerta de la habitación se abrió luego de unos largos segundos de silencio, pero Nina se cubrió la cabeza por completo con sus sábanas comenzando a tararear la canción de ballet que había escuchado ese mismo día en su cabeza, intentó transportarse a su lugar feliz dónde no existimos nada más que la música clásica y unas bonitas zapatillas nuevas, pero esa nunca sería su realidad.
—Oh, vamos, Nina, ven con papá.
Y fue en ese momento que sus ojos se abrieron.
Los gritos comenzaron a salir de sus labios, desesperada y sin entender muy bien dónde estaba, sólo quería gritar por todos esos recuerdos reprimidos que se mostraban con más frecuencia en sus sueños. Al parecer no podía escapar de su pasado ni aunque hubiesen pasado más de once años desde que abandonó su pesadilla personal.
Moblit se adentró a la habitación en el mismo instante en el que los gritos atemorizados de su hija resonaron en su cabeza, pero cuándo vió a su pequeña pelirroja arañando sus brazos mientras lanzaba gritos desesperados supo inmediatamente que le había ocurrido, después de todo no era la primera vez y sabía muy bien que no sería la última.
El castaño tomó asiento junto a su temblorosa hija y no dudó en agarrar sus manos con delicadeza para que no siguiera lastimandose. La mirada de Moblit poseía un dolor profundo al ver a su hija de esa manera, pero intentó que no le afectara, después de todo debía encargarse de ella y no preocuparse por sus propios sentimientos. La atrajo a su cuerpo con dulzura, escondiendo la cabecilla rojiza en su pecho mientras soltaba las manos ajenas para acariciar la espalda de su hija, intentando que así dejara de gritar.
—Nina, tranquila, ya pasó, estás con papá, nada te ocurrirá.-Murmuró el castaño cuándo los gritos cesaron y sólo hubieron unos pequeños sollozos en su lugar demostrando que el mayor había logrado calmar un poco de todo el pesar que había en el corazón de su hija.
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Queen of disaster; Jean Kirstein
Fanfiction"Me tienes dando vueltas como una bailarina. Eres el chico malo con el que siempre soñé. Tú eres el rey y, cariño, yo soy la reina del desastre." Jean Kirstein no era el típico chico malo que todo el mundo creía y nadie mejor que la reina del desast...