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Sin duda no debió seguir a Nina

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Sin duda no debió seguir a Nina.

La música resonaba como miles de pequeños tambores retumbando en su pobre cabeza que ya había soportado demasiado ruido en el estúpido partido. Nina se había escapado de su mirada hace más de una hora y él se quedó en la barra haciéndole compañía al padrastro de Evie que vigilaba atentamente a esos imbéciles deportistas que su querida hijastra había invitado a su billar para una pequeña fiesta de celebración por su primera victoria del año.

Se suponía que todos ahí no superaban los diecisiete años, pero unas cuántas cervezas no dañarían a nadie y no eran más de treinta adolescentes en un billar cerrado únicamente para esa actividad, por esa misma razón Mike le había extendido una cerveza al abrumado castaño que estaba apunto de irse de ahí sin la pelirroja si no se aparecía en breve. Le dió un pequeño sorbo a la bebida ámbar y sintió el amargo sabor bajando por la garganta al igual que su cuerpo se relajó un poco por la bebida artesanal que le extendió el mayor.

—¡Viniste!.-Exclamó una voz bastante conocida escuchandose sobre la música provocando que la mirada ámbar del Kirstein se posara sobre la bonita animadora de cabellos azabaches que poseía un brillante color rojizo en sus mejillas provocado por el alcohol que había ingerido.

—Si, la pelirroja metiche me convenció, le debía una y ella tenía miedo de venir sola.-Habló lo suficientemente alto para que Evie lo escuchara a la perfección y ella no hizo más que lanzar una pequeña carcajada por las palabras que había soltado su mejor amigo.

—¿Miedo?.-Preguntó con cierta diversión, pero también había algo de incredulidad allí, su prima nunca le tenía miedo a nada o eso parecía ante los ojos de la azabache que había crecido junto a Nina.

Desde que Nina había llegado a la familia Evie la miraba con curiosidad, no sólo porque sus tíos afirmaban que ella era su hija adoptiva y en la cabeza de una niña pequeña eso era algo difícil de entender, si no también porque la pelirroja parecía ser mucho mayor que la propia Evie. Pero Jean no sabía toda la historia detrás de ello y por esa razón frunció el ceño sintiendo que su mejor amiga estaba burlándose de la pelirroja.

—Ya sabés, no todos los miembros del equipo de fútbol son caballeros como tu novio, algunos son realmente asquerosos.-Exclamó algo ofendido, como si realmente le hubiera molestado que Evie se burlase de aquella muchacha que siempre había mirado de costado, pero obviamente la azabache estaba algo ebria y no leyó la rabia en esas palabras.

—Oh, vamos, ella es mi pequeña prima, yo la cuidaré.-Gritó la portadora de esos preciosos ojos azules mientras se señalaba a si misma con entusiasmo.

Pero cuándo la dupla de mejores amigos menos se lo esperaban unos brazos musculosos se aferraron a la pequeña cintura que portaba la animadora y cierta cabeza rubia se posó sobre el hombro de la más baja encogiendose un poco para lograrlo. Jean frunció el ceño cuándo vió a Reiner Braun dejando un suave beso en la mejilla sonrojada de la adolescente, pero él no estaba mejor, después de todo su rostro entero se encontraba teñido de un rojo más intenso que el que cubría a Evie demostrando que él había bebido más que su pequeña novia.

Queen of disaster; Jean KirsteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora