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AÑO 2021

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AÑO 2021

Díez años enteros habían pasado desde el momento en el que Hange Zoe y Moblit Berner había tomado una decisión tan importante como adoptar a una pequeña niña de tan sólo siete años que había pasado no más de dos años dentro de ese orfanato dónde las autoridades la habían colocado luego del "incidente" de sus padres biológicos.

Nina Berner había crecido en un ambiente lleno de amor, comprensión y mucho entusiasmo, algo totalmente ajeno para esa pequeña criaturita que no sabía que hacer con tantos sentimientos en un principio. Pero con ayuda de un terapeuta y mucha paciencia por parte de Moblit y Hange logró superar esa incomodidad que sintió apenas llegó al hogar de sus nuevos padres.

Esos días se podían ver muy lejanos cuándo observabas a esas dos mujeres sentada en la cocina de su casa, desayunando con tranquilidad mientras el hombre de la casa se encargaba de terminar los almuerzos para las mujeres de su vida. Hange soltaba algún comentario sobre sus alumnos provocando risas por parte de Nina, quién conocía a todos esos chicos de los que su madre se quejaba y Moblit sólo podía asentir intentando no quemarse por los gritos de su amada esposa.

—Papá, mamá, ya me tengo que ir, vienen a recogerme los chicos.-Exclamó la pelirroja levantándose de su silla para dejar un suave beso en la mejilla de su madre quién sólo le sonrió como ella sabía hacerlo.

—Adiós, bebé, te veo en la escuela.-Le recordó antes de tomar su taza de café para seguir bebiendo con normalidad, después de todo todavía faltaban veinte minutos para su primera clase y no tenía que ir tan temprano como los alumnos.

Nina tomó su mochila y se acercó a su padre antes de abrazarlo desde atrás y dejarle un suave beso en la mejilla del hombre más alto que le respondió con una dulce sonrisa y le extendió un pequeño contenedor dónde estaba su almuerzo. Sin duda esa pequeña pelirroja se había convertido en la luz de los ojos de Moblit y él no tenía vergüenza en decirlo, por el contrario, el Berner estaba bastante orgulloso de tener una hija tan fantástica.

—Por favor, revisa que tu madre coma todas las verduras.-Le pidió mientras terminaba de preparar la pequeña caja de almuerzo para su esposa, después de todo él era quién se encargaba de esas cosas ya que Hange era capaz de generar un incendio si le dejaban la cocina a su cargo.

La pelirroja de brillantes ojos verdes y bonitas pecas salpicando su rostro asintió recibiendo una mirada suplicante de parte de su madre para que la defendiera, pero ella sólo lanzó una pequeña carcajada antes de dirigirse a la puerta, no sin antes darle unas suaves caricias al enorme perro de pelaje amarronado que tenían como mascota.

—¡Los amo, adiós!.

—¡Nosotros mucho más, pastelito!.-Exclamó Hange con una sonrisa tonta en sus labios mientras ambos castaños veían a su preciosa hija abandonando su hogar para partir al colegio y pensaban que habían tomado la mejor decisión de sus vidas al adoptarla.

Queen of disaster; Jean KirsteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora