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Nina, Pieck y Porco eran inseparables

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Nina, Pieck y Porco eran inseparables.

Se habían conocido cuándo todos eran unos pequeños niños que estaban entusiasmados en aprender ballet y desde ese momento no se habían separado nunca. Los caminos de los tres fueron por distintos rumbos, pero aún así nunca se abandonaron, ni cuándo Porco perdió a su hermano, mucho menos cuándo Pieck supo de la enfermedad de su padre y ni hablar de la ocasión dónde Nina pudo decirles un poco de lo que había vivido antes de llegar al hogar Berner.

Por esa razón Porco y Pieck habían leído perfectamente el humor de la pelirroja apenas fueron a recogerla a su casa, sabían que algo había ocurrido, pero no querían hostigarla con interrogatorios que la menor no soportaba, por esa razón la invitaron a una cafetería que los tres conocían para que se distraiga un poco de todos las cosas que podrían abrumarla.

Porco lanzó un suspiro escuchando a su mejor amiga pelirroja hablar sobre lo que realmente había ocurrido con las llaves del taller de costura. El rubio le dió un sorbo a su malteada de fresa, él no tomaba café, era demasiado amargo para su gusto y no le veía la gracia a beberlo, por esa razón había pedido una bebida rosada junto con un pequeño pastel que estaba devorando él solo ya que Nina estaba a dieta hasta que fuera la presentación de primavera.

—Entonces estás enseñándole a coser al imbécil de Jean.-Exclamó el muchacho mayor llevando el cubierto lleno de pastel de chocolate hacia sus labios y devorando el trozo en unos cuántos segundos haciendo que la menor sonría un poco al observar lo mucho que le gustaban los dulces a su amigo.

—No le digas así, es un buen chico, a veces.-Comentó lo último un poco más bajito para que su mejor amigo no la escuchase y luego procedió a comer una de las deliciosas fresas que estaban en la ensalada de fruta que había pedido apenas llegó al establecimiento.

El rubio levantó una de sus cejas con ironía, ciertamente el Kirstein no era un buen chico, siempre había sido un problema para Nina desde que ella se convirtió en la presidente del comité estudiantil y eso había ocurrido cada maldito año desde que estaban en primaria. La pelirroja siempre se destacaba entre la muchedumbre, por esa razón sus compañeros, profesores y hasta encargados de la escuela la apreciaban, salvo por ese tipo de imbéciles que intentaban ir en contra de la corriente como Jean Kirstein.

—Solo se comporta como un humano decente cuándo está tu prima, siempre ha sido un dolor de trasero para ti.-Señaló el muchacho Galliard con su ceño fruncido esperando que su mejor amiga entendiera que no debía meterse con ese idiota.

Y es que la única debilidad de Jean tenía nombre y apellido, curiosamente era la misma muchacha que Nina consideraba parte de su familia. Evie Smith sabía perfectamente como domar a ese chico extremadamente descontrolado y de mal genio, con ella no gritaba, mucho menos respondía de mala manera o actuaba arrogante, y nadie entendía aquello, pero era así desde que la azabache había ingresado a su secundaria casi cuatro años atrás.

Queen of disaster; Jean KirsteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora