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A Jean no le agradaban demasiado las fiestas, lejos de lo que cualquier persona pudiera imaginar, a él le agradaba quedarse en la casa de su mejor amiga mientras veían alguna película mala de terror y Evie le hacía peinados ridículos a medida que ...

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A Jean no le agradaban demasiado las fiestas, lejos de lo que cualquier persona pudiera imaginar, a él le agradaba quedarse en la casa de su mejor amiga mientras veían alguna película mala de terror y Evie le hacía peinados ridículos a medida que pasaba la noche. Pero ahí estaba, parado frente a la casa de la azabache con una bebida blanca en una de sus manos y una pequeña bolsa de regalo en la otra esperando que le abriesen.

La música podía escucharse desde que bajó del taxi y las luces de distintos colores brotaban de la casa casi como si fuese navidad, algo digno de una muchacha tan extravagante como lo era Evie Smith. La puerta se abrió pocos segundos después de tocar el timbre y la pequeña figura de su mejor amiga lo recibió, la más baja tenía puesto un vestido bastante apretado y corto de color negro mientras que sus cabellos azabaches estaban atados en una coleta alta volviendo a confirmar que era una de las muchachas más lindas en su escuela.

Pero, lejos de sentir ese cosquilleo en su corazón, sólo sintió la alegría típica de ver a su amiga. No hubo mariposas, tampoco nerviosismo y mucho menos la presión dolorosa que habitaba en su pecho cada vez que pensaba que Evie no estaba a su lado, no había nada de eso y a Jean ni siquiera le importó.

—¡Jean, cariño, ahí estás!.-Exclamó la azabache de mirada zafiro con euforia, pero en ese momento Jean pudo ver que las mejillas de la mayor estaban totalmente rojas y asumió que era gracias al alcohol, después de todo tenía un enorme vaso en una de sus manos.

—Feliz cumpleaños, Ev.-Fue lo único que salió de sus labios mientras una suave sonrisa cruzaba sus labios antes de extenderle el pequeño paquete que tenía en sus manos.

Evie lo tomó rápidamente mientras dejaba el enorme vaso en la mano libre de su amigo y no tardó demasiado en sacar el contenido de la bolsa con una estúpida sonrisa cubriendo sus labios pintados por un labial del mismo color de su vestido. Jean se sintió un poco cohibido cuándo su mejor amiga tomó el pequeño peluche de oso entre sus manos, no era tan perfecto como uno comprado, pero Nina se había tomado demasiado tiempo para lograr que el castaño haga un buen trabajo y ahí estaba el resultado.

—¡Es un osito, yo amo a los ositos!.-Gritó la azabache con euforia mientras abrazaba el osito con fuerza, al parecer estaba demasiado ebria como para reconocer que era hecho a mano, pero Jean sólo pudo sonreír mientras negaba con su cabeza.

—Me alegra que te guste, Ev, ¿sabés dónde está tu prima?.-Preguntó rápidamente, necesitaba encontrar a esa pelirroja antes que la fiesta avance más, no deseaba encontrarla ebria o algo parecido antes de decirle lo que tanto deseaba.

Evie pareció reaccionar ante la mención de su querida Nina y frunció el ceño mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho, no soltó el peluche y eso provocaba que no se viera para nada intimidante. Jean quiso burlarse de su pequeña amiga, pero no hizo porque estaba seguro que recibiría algún golpe de la ebria chica y Evie tenía demasiada fuerza como para ser tan pequeña, no por nada era quién levantaba a sus compañeras animadoras al hacer alguna voltereta.

Queen of disaster; Jean KirsteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora