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Nina no tenía mucha familia

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Nina no tenía mucha familia. Su madre adoptiva había cortado relación con sus padres cuándo era más joven y nunca se habían cruzado otra vez en su vida, mientras que su padre adoptivo era un hijo único de padres muy adultos que vivían en un pequeño pueblo a las afueras de la gran ciudad. Por esa razón la pelirroja se había encariñado fuertemente con los amigos de sus padres y los consideraba sus tíos.

Por esa razón Evie Smith siempre había sido parte de su vida desde que la adoptaron. La azabache era algo más bajita que ella, pero aún así insistía en cuidarla como si la pecosa fuese su hermana menor, cosa que Nina agradecía desde el fondo de su maldito corazón aunque no lo dijera. Y gracias a eso estaba allí, en la habitación de su prima mayor, mientras que la de ojos zafiro sacaba infinidades de prendas del enorme closet de la cuál era portadora.

—No lo sé, siento que podría usar mi ropa habitual.-Opinó la pelirroja sin levantarse de la enorme cama que estaba justo en el centro de la habitación.

Al parecer Evie se había levantado con el enorme deseo de ver a su prima menor vistiendo algo distinto a esas faldas y vestidos rosados llenos de pequeñas flores o mariposas y no había mejor día para un cambio que el de su cumpleaños. Esa noche vendrían muchos adolescentes a festejar la mayoría de edad de la segunda al mando de las animadoras, sería una fiesta en grande y la azabache quería que la pelirroja se vistiera para la ocasión.

—Nini, tú siempre pareces salida de un cuento de hadas, no digo que no te quede bien, pero querría verte con otro estilo sólo por hoy.-Insistió sin ninguna pizca de maldad, realmente le gustaba el estilo de su prima y no tenía ningún problema con la manera en la que se vestía.

Es más, muchas de sus compañeras quedaban fascinadas cada vez que la veían lucir como una jodida hada del bosque, la pelirroja tenía una enorme lista de pretendientes mujeres gracias a su firma de vestir, pero Evie necesitaba que todo el mundo quedase con la boca abierta al ver a Nina, tanto hombres como mujeres, quizá así conseguiría olvidarse del idiota de su mejor amigo.

Nina lanzó un pequeño suspiro y dejó caer su cuerpo para atrás provando que su cabeza aterrizara en el regazo de cierto rubio cubierto de tatuajes que había llegado al mediodía para almorzar con la familia Smith por el cumpleaños de la azabache. No sólo él estaba allí, si no que había otro rubio de mirada ámbar el cuál se encontraba sentado en el suelo no muy lejos de su novia la cuál parecía una verdadera desquiciada mientras intentaba buscar algo que le convenciera.

—¿Por qué están ellos dos aquí?. Que a él le gusten los chicos no significa que sepa algo de moda.-Exclamó la pelirroja señalando a su mejor amigo que había comenzado a acariciar los cabellos rojizos que portaba la pecosa.

A Evie le agradaba Porco, no eran amigos, pero se sentía bastante cómoda con él cuándo el rubio lleno de tatuajes no se ponía intenso con el desagrado que sentía hacia el novio de la azabache, nadie sabía exactamente el porqué de esa rivalidad, pero ambos no se soportaban y estaban haciendo un gran esfuerzo para no pelearse, todo por el cumpleaños de Evie.

Queen of disaster; Jean KirsteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora