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Jean odiaba por completo las actividades escolares

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Jean odiaba por completo las actividades escolares.

Le parecían algo sumamente innecesario que provocaba problemas sin importar cuánto te involucrabas en ello y el mundo se lo confirmó desde que llegó ese día a la escuela. Estaba todo el maldito colegio adornado de rojo y blanco, los colores emblema del equipo de fútbol de la secundaria Shingeki, pero no sólo eso, no, las jodidas animadoras se encontraban repartiendo estúpidos panfletos para que ningún alumno faltase al primer partido del año y eso le parecía extremadamente excesivo al pobre castaño que quería pasar un día tranquilo hasta que terminarán las clases.

Él le había prometido a su mejor amiga que estaría allí para brindarle apoyo, por esa razón no se ausentó a la escuela sabiendo que harían un completo alboroto, pero se arrepintió demasiado cuándo vió hasta al conserje decorando el campo de fútbol con entusiasmo a pedido de su dulce hijastra, sin duda Evie era bastante convincente.

Lanzó un pequeño suspiro cuándo se situó en las gradas, un lugar que su mejor amiga de cabellos azabaches le había reservado, a decir verdad no le importaba dónde sentarse, pero Evie insistió en qué debía estar lo suficientemente cerca como para ver su nueva rutina. Desde su sitio podía apreciar claramente cómo la rubia líder de las animadoras hablaba con la segunda al mando, la mismísima Evie, y compartieron una leve sonrisa antes de asentir a la par, después de todo la azabache era una de las únicas personas en el mundo que podía sacar una sonrisa de Historia Reiss.

La dupla de animadoras era un espectáculo a la vista de cualquiera, de hombres y mujeres por igual sin importar su sexualidad, y es que la azabache poseía una belleza cálida, de esas que se sienten tan cercanas que podrías mirarla todo el día sin sentirte un imbécil, mientras que la abeja reina de la escuela parecía una inalcanzable diosa que sólo podía ser apreciada por los más afortunados. O eso era lo que pensaba el castaño hasta que sintió una mano sobre su hombro provocando que se girara con algo de desdén, después de todo Evie estaba apunto de comenzar su rutina.

Apenas giró se encontró con unos enormes ojos verdosos que no dejaban de brillar con entusiasmo acompañados con un corto cabello rojizo que podía ser reconocido a calles de distancia. La pelirroja tenía esa estúpida sonrisa en sus labios, esa misma que le generaba bastantes interrogantes dentro del castaño que no quería soportar más a esa etérea muchacha que no lograba comprender en ningún sentido.

—Hola, no pensé que serias el tipo de persona que viene a cosas así.-Exclamó la más baja de ambos tomando asiento justo a su lado, al parecer Evie había reservado ese asiento para su querida prima menor.

Jean lanzó un bufido al escuchar la voz de la pelirroja por sobre la música que tocaba la estúpida banda de la escuela, no quería hablar demasiado con esa chica fuera de sus clases de costura, pero al parecer ella insistía en intentar ser linda con todo el mundo y eso le molestaba aún más al Kirstein, no soportaba a la gente que sólo quería la aprobación de los demás, eso era Nina para él, una chica que deseaba tener a todos en la palma de su mano a base de tratos dulces que no eran más que una terrible fachada.

Queen of disaster; Jean KirsteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora