XV

423 65 19
                                    

¿Por qué?

Seonghwa pensaba en los delicados temas en los que antes no había reparado, sorprendiéndose por lo poco que había sido consciente de su situación.

¿Te gusta cómo te hace sentir?, ¿Es eso?

Demonios, sí.

Sacudió su cabeza en desaprobación, entrando en el pasillo hacia sus aposentos.

Encontrándose con Yunho de frente.

Con un arrebato que ni siquiera él sabía de dónde había salido, agarró su antebrazo con firmeza y lo arrastró con él.

Ante la mirada confundida de este, cerró la puerta para que nadie los pudiera oír hablar.

- Yunho, necesito un favor.- Dijo, girándose hacia él, al más alto de repente haciéndosele el aire pesado.

- No me digas que has matado a Alfredo... Bueno, mejor dímelo si es así, ha estado siendo muy molesto desde hace un tiempo.- Comentó, serio al principio, pero sonriendo poco después.

- No, no. Es... Otro tipo de favor; del que no quiero que nadie, absolutamente nadie, se entere.- Dijo Seonghwa, rebuscando entre los cajones de su escritorio.

Miró a Yunho antes de tenderle el pequeño sobre.

Cuando Yunho trató de agarrarlo aún algo confundido, el heredero lo quitó de su vista.

- Ni un alma significa ni siquiera tú, Yunyun. Sé que eres un cotilla.- Dijo, a modo de sermón.
Zo,ih
- Pero también sabes que soy leal como un Retriever, así que tus deseos son mis órdenes y no abriré ese misterioso y tentador sobre que contiene sabe-Dios-qué.- Dijo, arrebatándolo de las manos contrarias sin respeto alguno.

El heredero carraspeó.

- Creo que ya sabes a quién deseo enviarlo.- Se limitó a contestar con una mano rascando su nuca.

Los ojos ilusionados de Yunho no se demoraron una décima de segundo.

- Espera... ¿Me estás diciendo que...?-

- Quiero que lo envíes en secreto a mi más reciente modista, Kim Hongjoong.- Dijo el otro, firme.

Y así, Yunho se encontraba en una tesitura: Las órdenes del rey eran claras, informar sobre el comportamiento de su hijo. Pero él no podía realmente controlar lo que sea que hiciera en esas horas libres.

De cualquier manera, Seonghwa lo había escogido desde el primero momento a él, su salvador siempre había sido ese niño pequeño de tan solo doce años de edad.

Se lo debía.

- Por esto me pediste papel y tinta, desgraciado.- Se rió mientras guardaba la carta entre sus ropas.- Puedes confiar en mí, pero me gustaría que me respondieras a una pregunta.-

Seonghwa esperó con una ceja alzada ante esa restricción.

- ¿Qué es lo que pretendes?, ¿Siquiera estás pensando en lo que haces?- Le preguntó, poniendo su mano en el hombro.

La verdad cayó sobre él.

El príncipe miró en dirección sur, como si sus manos fueran lo más interesante que mirar en ese momento y notó como algunas hebras de su flequillo caían sin control sobre sus ojos.

- No lo sé. Simplemente creo que estoy siguiendo... Mi camino. Él me hace sentir bien, ¿Sabes?, Como si aún tuviera una oportunidad de una vida normal, no enjaulado como un triste pájaro cantor que ni desempeñar su función puede.- Tomó un respiro.- Creo que... Quiero recuperar este tiempo perdido.- Miró su anillo profundamente al decir esto, reflejando su mirada en él.

El modista (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora