XXXIII · Final

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NOTA: Quedaos con este final si no estáis interesados en una segunda temporada, puesto que este es el final que cierra por completo la historia original.

Italia, Julio de 1789.

Pasaron por Seonghwa un par de años hasta llegar donde está ahora mismo.

Recuerda con cariño aquellos días que fueron guiados por la yegua negra de Hongjoong hasta llegar al puerto y zarpar hacia aquellas cálidas aguas del Mediterráneo.

También rememora cómo el pelirrojo se paraba a explicarle aquellas cosas que nunca había visto o hecho alguna vez.

O cuando construyeron su casa a las afueras para que nadie en su sano juicio los descubriera alguna vez.

El pasado, pasado está.

En ese momento estaba en el fondo de una taberna acompañado por su pelirrojo favorito, disfrutando de un buen vino.

De repente, oyó entrar a alguien por la puerta, pero no se molestó en mirar de quién se trataba, puesto que estaba atento al intento de queja que divagaba por los labios de Hongjoong.

De todas maneras, el recién llegado lo encontró primero.

- ¿Seonghwa?- Preguntó este, con el cabello rubio visiblemente aclarado por el sol.

El de cabellos carbón elevó la vista hasta encontrarse con aquel que llamaba su nombre, y, por un momento sintió cómo el establecimiento se encontraba en silencio.

- ¿¡Yunho?!- Acusó Seonghwa, elevando su voz apenas unos decibeles al reconocerlo.

El susodicho se sentó a la mesa, siendo recibido cálidamente por ambos.

- Hola.- Saludó animadamente mientras que, con un gesto, pedía una cerveza a la tabernera.- ¿Qué tal estáis, chicos? He oído que vivís en las afueras, aunque Hongjoong mantiene su fama en la capital de los lugares que visita, como siempre.-

- Bueno, la verdad es que aquí hay mucha importación de telas, así que es una buena oportunidad para ponerse en marcha.- Dijo Hongjoong, tratando de evitar un mayor desarrollo del tema.

Kim sabía que el -ahora rubio- Jeong Yunho no venía a hablar de sedas y algodón con él. Su mirada estaba impaciente por hablar con Seonghwa.

Le hizo un gesto al mayor para que hablara con Yunho, puesto que también se le notaba emocionado por hablar con él.

Seonghwa se aclaró la garganta.

- Bueno, Yunho, tengo curiosidad por saber qué ha acontecido en mi ausencia. ¿Cómo está el reino?- Preguntó este apoyándose en la mesa, puesto que el tema requería secretismo y seriedad absoluta.

- Bueno... Las cosas no han sido lo mismo desde que te fuiste, está de más decir que la corona está prometida a otro heredero que piensan casar con una duquesa.- Dijo, restándole importancia a aquella parte obvia de las noticias.- El tema es que el pueblo prefiere a los Kang en el trono, bueno, más bien prefieren a Kang Yeosang.- Susurró, poniendo los ojos en blanco al contar la última parte.

- Oh, no me digas que...-

- En efecto, piensan arreglar su matrimonio.- Dijo Yunho.- De todas maneras, te alegrará saber que a Yeosang no le interesan tanto las duquesas como le interesa Jongho, así que dudo que haya esperanza alguna si reclama el trono.- Comentó descaradamente, sin tener alguna mala intención en sus palabras.

Una sonrisa suave se extendió por su rostro al recibir finalmente su bebida, entregada por un lindo camarero de aproximadamente su altura, también pelirrojo.

El modista (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora