XXXIV • Final verdadero

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NOTA: Este final es una llave que abre la segunda temporada, mucho ánimo. NO lo leas si no estás dispuesto a leerla/esperarla.

Francia, Julio de 1789

Toma de la Bastilla.

Habían pasado dos años desde que Seonghwa pisó por última vez el palacio.

Su vida ahora transcurría en una modesta casa en las afueras de París, donde últimamente había varias protestas. Bueno, tendría que conformarse.

En ese momento estaba disfrutando de una taza de té cuando de repente oyó algo en el camino.

Extrañado, miró cautelosamente por la ventana, asegurándose de no ser visto por el desconocido.

Se encontró un vehículo tirado por caballos delante de su casa, llevaba el sello de su antigua corte imperial. ¿Acaso los habían encontrado?

La puerta se abrió y el corazón de Seonghwa se hundió hasta caérsele al suelo.

Apurado, fue a por la fusta de la chimenea, en caso de que tuviera que defenderse.

Entonces sonó el timbre.

Seonghwa estaba congelado, puesto que Hongjoong no estaba en casa como para ayudarlo, mucho menos calmarlo o abrir la puerta por él.

Con un suspiro, caminó lentamente hasta alcanzar el pomo. Con unos momentos de contemplación, exhaló y finalmente abrió la condenada puerta, temblando.

- ¿¡Yunho?!- Acusó al reconocerlo, para ser sepultado por los fuertes brazos del más alto a cambio.

- ¡Seonghwa!- Exclamó el otro, con emoción, una sonrisa brillante cegándolo.

Al separarse, se miraron unos breves momentos. Seonghwa podía ver cómo el cabello del otro se había aclarado por el sol.

- Ah... Ven, pasa, estarás cansado por el viaje.- Dijo el dueño de la casa, haciéndose a un lado.

En cuanto lo vio sentarse, procedió a traer un té a la mesa.

- ¿Cómo has estado?- Fue el inicio de una conversación amena en la sala de estar.

Pero, desde fuera de la casa, alguien los estaba observando.

[...]

Hongjoong volvió al atardecer, después de terminar uno de sus encargos. Y, como siempre, se dieron un beso al final del día.

A la mañana siguiente, en su puerta no estaba Yunho, si no, las autoridades francesas con una orden en mano. Seonghwa dejó de respirar al ver a Alfredo al lado de los militares.

Entonces lo recordó.

Él era el que condujo los caballos de Yunho. ¿Los habría delatado?

Llamaron a la puerta toscamente, haciendo que la casa temblara de miedo.

En ese momento Hongjoong bajó por las escaleras, y cuando sus ojos se conectaron con los aterrorizados de Seonghwa, hizo una seña para que se escondiera, prometiéndole que se encargaría sin necesidad de una palabra.

- ¡Park Seonghwa, abra la puerta!- Dijeron, aporreándola.

Hongjoong la abrió antes de que la rompieran.

- Hola, mi nombre es Kim Hongjoong, no sé por quién preguntan.- Dijo firmemente, decidido a no dejarlos pasar.

- Disculpe pero tenemos una orden para pasar y un testigo de que aquí es donde vive el fugitivo.- Le contestaron, enseñándole el documento oficial.

El modista (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora