Capítulo 19 - Ojo por ojo

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—¡Pero que ostia le has dado! —exclamó Amanda, mirando la nariz quebrada del individuo que está inconsciente en el suelo.

—Necesito encontrarla —musitó Katherina caminando con cautela bajando una escalera con paredes estrechas en forma de caracol, dos cazadores más se les unieron a las mujeres que prontamente se toparon con una montaña humana que las arrastró al piso provocando que perdieran sus armas.

—¿Quién es Katherina? —preguntó el enorme hombre.

—Soy yo, animal —contestó Katherina.

—No, soy yo —arremetió Amanda, robándose la atención del sujeto que iba hacia Katherina.

—¡No, soy yo! —vocifero uno de los cazadores que las acompañaban. Respuesta que obligó a las dos damas a fijar su mirada incrédula hacia el cazador de cabeza rapada y tatuaje de serpiente en el brazo izquierdo.

—No me importa ya, los mataré a todos —habló el gigante, al tiempo en que Katherina con toda su fuerza le dio una gran patada en el tobillo izquierdo; el sonido del hueso quebrado adornó el momento en que, el grandulón fue cayendo en cámara lenta, siendo reducido rápidamente por los dos cazadores, dándole la oportunidad a las dos chicas, de tomar sus armas y continuar su búsqueda.

Pronto, los hermanos Montgomery las alcanzaron, junto a Teresa y su hija mayor. Transformándose en un torbellino asesino que acabó con todo aquel que se interpusiera en su camino.

Por otro lado, los hermanos menores de Isaiah tomaron a Melany para ponerla a salvo, pero eso no les duró mucho cuando Isaiah los encontró.

—Ella viene conmigo —arrebató a Melany del agarre de Cory, él que intentaba mantenerla a su lado como fuera posible. Sin embargo, Isaiah era más fuerte, y con un solo golpe duro estuvo a punto de noquearlo.

—Tomen a estos dos, vendrán conmigo también, saben demasiado y los prefiero muertos o a mi lado —ordenó Isaiah.

Dos mujeres y un hombre, los tres vestidos de traje oscuro, tomaron a los dos hermanos y a Melany, que iba casi inconsciente, y salieron por una entrada subterránea del bunker que debían transitar en auto para llegar a la salida que estaba a unos 10 kilómetros lejos del pueblo.

—¡Lo queremos vivo! Busquen hasta debajo del WC si es necesario —ordenó Michael, mientras los cazadores seguían entrando.

Katherina se había perdido de vista; ensimismada en su búsqueda, terminó por llegar a la habitación donde Melany dormía. El silencio era sepulcral; parte de su ropa estaba desgarrada en el suelo, y como si fuera una radio sobrenatural, el don clarividente de la mujer se activó, escuchando los lamentos de su amiga, el dolor en su cuerpo, por los golpes, el hambre y la sed, escuchó luego a dos personas que se refugiaban con ella en el cuarto.

—Alguien de aquí trataba de protegerte de él —sintió ella en su instinto.

No obstante, ahora el olfato también se agudizó, iniciando por entregarle un fuerte olor a sangre. Katherina inició rápidamente la búsqueda, en el baño privado, por el ropero, regó toda la ropa restante que quedaba guardada en el mueble oscuro frente a la cama, hasta que su vista se fijo en el último objeto: la cama.

Titubeó por un momento, porque al mismo tiempo no quería encontrarse con eso, pero no tenía otra opción. Acto seguido, quito del colchón toda la ropa de cama, encontrando una enorme mancha de sangre a la altura de la pelvis.

Katherina se quedó en silencio e inmovilizada, en ese transcurso, su hermano Sam y Amanda entraron de golpe en la habitación, sin sacar a Katherina de su trance enardecido en lo que pronto se transformaría en una furia incontrolable.

El Lamento del Infierno Libro II - La Profecía VivienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora