Prefacio

298 21 11
                                    

¿Dónde está? Todavía puedo sentirla. Todavía escucho su grito de auxilio; ondulando en los aires del mundo. Los ángeles han caído del cielo. El mal camina en solitario por la tierra. Espectros inmortales ahora danzan la tonada de medianoche, abultados entremedio de cuerpos sin vida que yacen en la tiniebla. El mal camina y danza vestido de carne y mentiras; ahora vive dentro del hombre y se regenera cuando la razón es despojada por el orgullo, carcomiendo poco a poco la pureza que se arraiga en el alma de los hijos de los hombres.

¡Díganle que vuelva! Hay maldad ahí; ahí afuera que te persigue y te atrapa; hay maldad que te susurra y te arrastra. Lo único que sé, es que ninguno de ellos puede destruirte, ninguno de los dos tiene el control sobre ti. No hasta que tú decidas ceder.

Recuerda que el mal es una elección. La acción rebuscada de pensamientos pesadillescos llenos de una incontenible ira, arrogancia y la desesperación por destruir eso que te lastima. Apartando de ti todo vestigio de bondad y compasión.

Ten cuidado, porque cuando creas que ya estás a salvo y oculto, él te encontrará y volverá a alojar dentro de ti. Tranquilo, al final todos llevamos parte de él en nuestro interior; pero recuerda, el problema reside en tu elección.

Así que, por ahora cálmate, pero no te relajes. Vive, pero no te confíes, la muerte siempre te encuentra. Duerme y mantén un ojo alerta. Ama, más nunca te regocijes en él; recuerda que el diablo antes de ser diablo fue un ángel. Y, por último, confía, pero nunca en el ser humano, ni siquiera en ti.

Continúa, cree fervientemente en todo lo que perdiste, porque sí fue destruido, quizás seas el único con la suerte de traerlo de vuelta; aunque tengas un mar de dudas en contra; no creas en nadie que te cuente esta historia desde un punto de vista personal, la mentira está en la punta de su lengua, lista para ser lanzada como el veneno de la víbora que ataca con la guardia baja. Yo no soy quien crees que soy; no soy ni la verdad ni la mentira, ni quien atestigua las verdades pecaminosas de las almas vengativas...

Y por si las dudas tampoco confíes en mí, yo tampoco lo haré. 



____________

¡Muchachos! ¡He regresado! Espero que agreguen la segunda parte de la saga, pronto estarán disponibles los primeros capítulos. 

El Lamento del Infierno Libro II - La Profecía VivienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora