Capítulo 8 - Un Héroe dentro de ti

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Tierra, 4 horas antes

―Raphael, ordena a todos los cazadores que nos quedan a bloquear cualquier salida del pueblo ―solicitó Amanda, que conducía en motocicleta rumbo a la estación de policía.

―Ya lo he hecho, los demás están volviendo. Sabemos que Lilith está en el pueblo, he puesto una salvaguarda más fuerte ahora. Esa perra tendrá que gastar más poder ahora, no se la pondré fácil.

Una de las Teresa golpeó la puerta entreabierta del despacho de Raphael en su mansión.

―Adelante, Elena. ¿Qué pasa? No tardes que voy de salida ―dijo cerrando su laptop.

―Raphael, tienes una visita ―insegura dijo la muchacha de piel canela y ojos negros.

―¿Y por qué no lo has hecho pasar? ¿Está ahí contigo? ―interrogó Raphael.

―No. Está afuera de las rejas. Es que, es una visita...inesperada ―comentó afligida.

―¿Cómo que inesperada, mujer? ―Preguntó con seriedad y nerviosismo, pensando al mismo tiempo en cómo encontrar a la niña.

―Es que un demonio.

La mirada de Raphael se tornó oscura y poco afable al escuchar a la chica, tomó su teléfono y revisó las cámaras de seguridad, haciendo click en la que está fuera de la mansión.

―¡Mira nada más lo que trajo el infierno! ―exclamó Raphael al ver a Leviatán fuera de sus aposentos― Déjenlo entrar, y activen las trampas demoníacas, por favor.

Se quedó estático un momento, observando como el demonio entraba escoltado por varios cazadores que le apuntaban con rifles. Apagó la pantalla del dispositivo y bajó hasta el salón principal dónde los cazadores limitarían al demonio. Salió rumbo al salón del primer piso, encontrándose con los Montgomery en el camino.

―¿Qué carajos hace un demonio adentro, Jake, quiero decir... Raphael? ―preguntó Michael con la pesadez que lo caracterizaba.

―No lo sé, estamos por averiguarlo.

―Eso es muy negligente. Podría estar con Lilith ―continuó quejándose el mayor de los Montgomery.

―Mike... ―intervino su hermano Sam, pero Raphael lo interrumpió.

―En primer lugar, Michael, que te quede claro que esta es mi casa, y, en segundo lugar, Leviatán prefiere mil veces apoyar a los humanos que estar sometido a Lilith, y no es por machismo, en ese caso, él tampoco habría ayudado a Katherina.

Raphael los dejó atrás y continuó caminando para luego tomar las escaleras.

―¡Jake! ¡Querido amigo! Creí que no volvería a verte ―saludó Leviatán con entusiasmo― Espera, hay algo raro en ti ―habló después―. Tú no eres Jake, ¡eres Raphael!

―Yo no soy tu amigo. ―Raphael contestó parándose frente al demonio que estaba debajo de una trampa para demonios― Mejor ya dime por qué has venido ―se cruzó de brazos con la espalda erguida.

Leviatán miró para todos lados encontrando a muchos cazadores, viendo al final a los Montgomery que se aproximaban a Raphael.

―Sí, definitivamente no eres Jake. Él no tiene esa parada de macho. Y solo hablaré cuando estemos solos. Eso incluye a los Montgomery.

Hubo un momento de silencio antes de tomar la decisión. Al final, Raphael les pidió a todos los cazadores que se retiraran, quedándose los cuatro en el gran salón.

El Lamento del Infierno Libro II - La Profecía VivienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora