XXII

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Los besos de Jungkook y el que haya repetido aquel apodo tan encantador lo hicieron acceder a la petición de este.

Es por eso que ahí estaba, sentado frente al volante del mercedes negro, con el cinturón bien puesto y los pelos de punta. Jungkook por su lado lo miraba divertido desde el asiento del copiloto, escondiendo lo preocupado que se sentía por estar presionado a Taehyung a hacer algo como eso.

Pero vio la oportunidad de ayudarlo a vencer uno de sus miedos y quiso hacerlo. Él solo quería devolverle lo mucho que le daba.

— Es automático, no es tan difícil de aprender. Sólo necesitas saber mantener la dirección con el volante y listo — explicó con sencillez,  como si el chico a su lado no estuviera al borde de un ataque de pánico.

— Jungkook, no puedo hacerlo — asumió, negativamente.

— Sí que puedes hacerlo — lo dio su apoyo —. Sólo no presiones tan fuerte el acelerador, ve despacio y yo te voy guíando. Mantente sereno.

— Jungkook, nos vamos a matar, de verdad — lo miró con terror, negandose a tomar el volante o a siquiera presionar el acelerador.

— No. No nos vamos a matar, sólo sigue mis instrucciones y deja el miedo atrás, Tae. Todo estará bien, lo prometo

— No quiero que me empujes por el tobogán, por favor no— lloriqueo —. Tengo miedo.

— Dijiste que si tuvieras un auto irías hasta por papitas al supermercado con el — le recordó —. Maneja e iremos por papitas con mi auto luego de las entradas.

— Tienes turno en Epiphany.

— Es hasta la tarde, y nunca falto, puedo decirle a Seokjin que estoy enfermo y que me sume un turno el lunes para tomarme la tarde libre— rió ante la cara de enojo en el menor —. Sólo hazlo, Tae. Estarémos bien, lo sé.

— No sé como mantener la dirección. Hice esto una sola vez y fue hace años, no puedo hacerlo, ya no.

— Sí puedes — se acercó y le tomó el rostro —. Vas a poder Tae, estoy seguro. Si en algún momento veo que vas mal yo haré algo al respecto y no pemitiré que nos pase nada. Yo te cuido ¿sí?

— ¿Y si me asusto y no freno?

— Una cosa a la vez, Taehyungie. Pisa suavemente el acelerador y manten el auto en dirección recta. No hay tránsito por aquí, mirá — señaló el celular viendo que la linea que indicaba el camino estaba completamente azul y no roja —. La mujer de GPS irá hablando y tú solo escucha sin perder la vista del camino ¿de acuerdo?

— Si salimos vivos, voy a matarte yo mismo, Jungkook — advirtió completamente asustado, dejándose convenser por ese pelinegro a su lado.

Jungkook volvió a su lugar, se pusó su cinturón y Taehyung después de un largo suspiró arrancó lentamente.

Era puro nervios, observaba el camino con una precaución impresionante y el pelinegro sonreía, admirando como poco a poco agarraba confianza hasta poder conducir con fluides.

Prácticamente lo obligó, sí, pero sabía que si Taehyung no era persuadido a hacer las cosas que le asustaban, no las haría nunca, por eso decidió hacerlo.
Él vio el brillo en sus ojos al ver el automóvil, ese mismo brillo que estaba presente en él, totalmente concentrados en no perder la dirección y el camino.

Bastante despacio y gracias a las indicaciones de Jungkook, Taehyung logró estacionarse sin mucho problema. Dejando en evidencia una virtud del menor que era aprender muy rápido cualquier cosa que se le enseñara.

Al bajar del auto, Jungkook pudo apreciar la euforia en el rostro de Taehyung que brillaba como si hubiese encontrado un tesoro.
E inesperadamente el rubio se lanzó sobre Jungkook, totalmente emocionado y cegado por su propia felicidad, rodeándolo con sus brazos en un cálido abrazo lleno de sentimientos.

Step by Step | Kookv Donde viven las historias. Descúbrelo ahora